cap 10

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Capítulo 10

Capítulo 10

Abrí los ojos lentamente esperando el ansiado roce de sus labios. En lugar de eso, me encontré tirada en la cama de mi habitación. No sabía cómo había llegado a parar allí.

Su sudadera me cubría parte del cuerpo y su olor aún permanecía en ella. Estaba confusa porque no entendía qué había pasado. Después de lo sucedido con aquellos tipos, nos metimos en el coche y de lo que ocurrió después, no me acordaba. Ese sueño había sido de lo más extraño. Me sentía asquerosa soñando esas cosas y más si eran con él.

Decidí vestirme y bajar. Llevaba sin comer desde las doce del mediodía y ya eran las cinco de la tarde y no había probado bocado. 

La casa estaba en silencio, un silencio que asustaba, tenebroso y tétrico. La verdad es que cuando la casa estaba sola y oscura como en este momento daba miedo.

Jamás me había fijado en la enorme foto que se encontraba presidiendo el enorme salón. No era una imagen que pasara desapercibida fácilmente. En ella se encontraba Simone, con ropa un poco antigua, Bill y Tom con el mismo aspecto que su madre y un señor que su simple fotografía imponía respeto. ¿Quién sería? Podría ser su padre ya que se parecían muchísimo, sobretodo en los ojos.

Dejé de mirar el cuadro y entré en la cocina. En esa parte de la casa ya me habían pasado la mayoría de las cosas más "espeluznantes" (por llamarlo de alguna manera). Al parecer, no había nadie en la casa y eso me daba más tranquilidad para campar a mis anchas por ella. Me dirigí a la nevera a buscar algo que llevarme al estómago. Me preparé un sanwich y me fui al salón a comérmelo. Me dí cuenta que había una enorme televisión de plasma de por lo menos cien pulgadas, de las cuales, no estaba muy segura si existían tantas. Me vi tentada a encenderla y empecé a buscar el mando a distancia. Busqué debajo del sofá, entre los cojines, debajo de la mesa y en todos los sitios posibles en los que pudiera estar un mando a distancia. Desistí en mi búsqueda después de estar quince minutos buscando el dichoso aparato. Al levantarme, me golpeé en la cabeza con la mesa. Mi grito se escuchó en toda la casa y no era para menos. Salí de debajo y me llevé la mano a la cabeza. Me saldría un gran chichón... Mi sorpresa fue el sentir una mano ya en mi cabeza, una mano que no era la mía, por supuesto.

-Mira que eres torpe.- Una voz dulce, casi melódica, se oyó detrás de mí. Me giré al descubrir al dueño de tan preciosa risa.

-¡Me has asustado, Bill!- Estaba con la misma ropa que esta mañana. Su pelo, su sonrisa, su...todo era perfecto. Desde mi posición, sentada en el suelo, él parecía un gigante aunque sin estar así también lo era.

-Lo siento. ¿Estás bien?- Me tendió una mano para ayudar a levantarme.

-Sí. Es que estaba buscando el mando de la tele, me agaché y...- Sus labios me silenciaron. Mis ojos estaban muy abiertos debido a la impresión de su acto. Pude ver sus ojos cerrados y perfectamente maquillados, transmitiendo una tranquilidad propia de él.

Cerré los míos yo también, buscando ese sentimiento que me provocaba cada vez que estábamos cerca. Sus manos rodearon mi cintura y las mías se posaron, con miedo, alrededor de su cuello. Me tenía que empinar para poder llegar hasta él  y por lo visto se dio cuenta, ya que se bajó un poco hasta estar ambos en una altura cómoda para los dos.

Su lengua se abrió paso entre mi boca, entrando y jugando con la mía en un duelo que no quería que se acabase nunca. Tenía calor, mucha calor y ganas de...sexo. Sí, unas ganas impresionantes. Nunca había sentido eso porque nunca me había hecho falta. Abrí los ojos lentamente para romper ese mágico momento pero mi sorpresa fue tal al descubrir que no era Bill quien me besaba sino él. Lo empujé con las fuerzas, que en ese momento tenía, apartándolo de mí lo más lejos posible.

vinculo de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora