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Capítulo 67



By Lilith



-Coge aire.- Hice lo que Bill me dijo y sostuve el oxígeno en mis pulmones. Mi hermano mojó un algodón en yodo y lo acercó a la herida.- ¡Ah!- Grité cuando el líquido me abrasó la piel.


-Has tenido suerte, no es tan profunda.- Dijo cuando lo retiró.


-¿Suerte?- Le pregunté con ironía. Si eso había sido tener suerte, no podía imaginarme cómo de profunda podría ser esta señal.


-Tom es un maldito gilipollas. No se marca a nadie con la Cruz por intentar atacar a un humano. ¡Ni siquiera lo has mordido!- Bill parecía cabreado y no era para menos. Cuando había entrado en la habitación de su gemelo porque olió mi sangre, casi le dio algo. Ni él se creía que Tom hubiese hecho eso, y mucho menos que me hubiese dejado sola cuando mi cuerpo luchaba por asimilar la plata en mi sangre.


-Estoy bien, Bill.- Dije para tranquilizarlo aunque él seguía limpiando la herida sin prestarme atención.- Tom no lo hizo por haber atacado a Louis.- Mi hermano me miró con los ojos abiertos por la sorpresa.- Dijo que me había castigado por no ser feliz.- Él volvió a centrarse en la herida y en taparla para que sanara pronto. Por lo que me había dicho, la plata hacía mucho daño a los vampiros si entraba en contacto con la sangre de éstos por lo que la herida no se cerraría tan fácilmente.


-No tienes la culpa por no ser feliz.- Dijo serio mientras ocultaba la Cruz de mi barriga con una gasa y esparadrapo.- Lo has intentado pero has fracasado al igual que él. Ambos pensasteis que si encontrabais a alguien que llenase el hueco que el otro había dejado estaríais bien, pero sabes qué.- Sus penetrantes ojos miel se clavaron en los míos. Me veía reflejada en sus pupilas aunque no reconocía a la Lilith que me observaba.- Habéis dejado una enorme cicatriz en el corazón del otro y eso, por mucho que intentéis ocultarlo, no va a desaparecer. Lilith, puedes seguir adelante y hacer caso omiso a esa marca en tu interior o puedes observarla y darte cuenta que esa cicatriz es una señal de lo que has vivido junto a la persona que querías.- Afirmé con la cabeza incapaz de pronunciar palabra por el nudo en la garganta que se me había formado.- ¿Qué sentido tiene estar pasándolo mal porque sois incapaces de ver lo que tenéis delante?- Tenía razón. Bill estaba en lo cierto aunque me costase reconocerlo.


-Tom... Me dijo que me había dejado escapar para que fuese feliz. Siempre ha creído que él no era lo mejor para mí. Sé que me quería, que siempre lo ha hecho pese a que era incapaz de reconocerlo. Sin embargo, estar juntos no nos beneficia en nada. Era tremendamente feliz cuando estaba con él, con el simple hecho de que me mirase todo mi mundo se iluminaba pero todo eso pasaba a un segundo plano cuando peleábamos. No sabes lo duro que es que la persona que amas te diga cosas tan horribles.- Bill me abrazó con fuerza mientras las lágrimas se volvían a agolpar en mis ojos.- No creo que pueda llegar a ser feliz de nuevo, Bill.- Comencé a llorar como una niña pequeña, apretando con fuerza la camisa de mi hermano entre mis manos. Dolía decir en voz alta todo lo que durante mucho tiempo me había repetido a mí misma.- Le he fallado a Tom y ahora le he fallado a Louis... Soy un desastre.- Bill se separó de mí y me agarró la cara con ambas manos.


-¡Tú no le has fallado a nadie y tampoco eres un desastre!- Sus pulgares secaron mis lágrimas y los mancharon de rojo. Mis lágrimas volvían a tornarse del color del pecado... Mi color.- Tú y Tom decidisteis estar así porque sois demasiado cabezones para dar vuestro brazo a torcer y Louis es un cobarde porque si amas a alguien da igual lo que sea, permaneces a su lado pase lo que pase.- Esta vez fui yo quien lo abracé. Las palabras de Bill estaban llenas de sabiduría. Él más que nadie conocía lo que se cocía entre nosotros y por ello, era el que más sabía de lo que hablaba.- Mírame, Tom es un puto loco y tú una cabezota sin remedio y, aun así, no os dejaría solos por nada del mundo porque sois mis hermanos y os quiero.- Me alejé de él y lo besé en los labios. No pensé en mucho antes de hacerlo, simplemente quería demostrarle que yo también lo quería.

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