Capítulo VII.

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– Todavía no me lo puedo creer, Zhan – se quejó el contrario riendo sin parar, ebriamente. – ¿Cómo hiciste esa tontería? ¿Estás loco? – con su dedo golpeó la frente del pelinegro.

Xiao se estaba conteniendo. Era notable en su rostro serio y tenso, y en los bufidos que escapaban a través de su nariz.

De entre todos los quehaceres que planeó para ese día, uno de ellos no era aguantar a ese muchacho molesto y engreído. Este solo sabía hacer bien una cosa: criticar.

– ¡Cien monedas de oro! – chilló muerto de la risa mientras remediaba las palabras que escuchó en el mercado. – Ya que estabas, ¿por qué no diste toda tu fortuna por ese esclavo delgaducho e inútil?

– Wen Dong... – lo nombró furioso.

– Zhan..., no hace falta que me llames tan formalmente. Nos conocemos desde hace dos años, amigo.

– Ja – abrió su boca a la par que giraba su cabeza con indignación. – Eso sucedió porque mi padre nos presentó y me obligó a pasar tiempo contigo.

– ¿Y en estos años ni siquiera me apreciaste un poco?

– No – fue claro y directo.

– Ach – Dong chasqueó la lengua fingiendo pesar. – Con lo buen amigo que he sido y recibo este trato tan nefasto. Deberías comportarte mejor, ZhanZhan.

– ¿Y eso por qué? Lo único que has hecho es criticar al resto y criticarme a mí. Solo inventas rumores para causar desgracias – comentó enfadado.

– ¿Estás insinuando que yo tengo algo que ver con lo que se habla ahora en la ciudad? – sonrió tras la pregunta, con soberbia y cinismo.

– No es que lo insinúe, lo afirmo.

– Zhan..., Zhan... – negó con la cabeza. – Tú mismo creaste el rumor, no te mientas. ¡Cien monedas! – volvió a reír. – Es el precio más alto jamás pagado por un esclavo. ¿Qué pensaste? ¿Qué las lenguas no hablarían? ¿Qué nadie se extrañaría? Imposible..., más teniendo en cuenta que ibas a ser el beneficiario de esa compra.

El azabache se mantuvo en silencio, mordiéndose internamente para no replicar o mandar a un lugar no muy agradable a ese desgraciado charlatán.

A su lado se sentía incómodo, presionado. El saber que él conocía sobre su pasado, lo atormentaba, provocando un miedo irracional a que su boca hablara públicamente.

– No importa – dijo finalmente. – Cuando se celebre la fiesta de compromiso entre yo y A-Zi, todos los rumores quedarán bajo tierra.

– ¿Estás seguro? – su tono no transmitía confianza.

– Mm.

– Bueno..., de acuerdo. Si tú lo dices, será verdad, Zhannie – todos los motes que fue utilizando a lo largo de la tarde claramente eran utilizados para burlarse de él.

Xiao lo odiaba desde la primera vez que lo vio.

Wen Dong era un envidioso, además de un jugador y bebedor compulsivo. Su familia estuvo a punto de repudiarlo ya que se gastaba cualquier moneda que se le presentara delante. Hasta se atrevió a robarle a su padre para pagar una apuesta perdida.

Su perfil era el de un ser despreciable, capaz de hacer lo que fuera para divertirse. Era desagradable siempre, engañaba a las mujeres para aprovecharse de ellas e insultaba sin decoro a los que consideraba inferiores, en otras palabras, a todos.

Le producía un asco terrible. Además de que se aprovechaba de su saber para pedirle el dinero que quisiera.

– Si ya has terminado de hablar..., te pido abandones mi casa. Tengo deberes importantes que realizar – con una sonrisa fingida, le despachó.

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora