Capítulo XLI

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Una semana después


De nuevo era de noche, lo que significaba que otro día más acababa. El Sol ya descansaba mientras que ahora la Luna despertaba de su sueño. Ese astro azul y brillante relucía alrededor de las tinieblas, siempre acompañado de su ejército de estrellas guardianas. Casi se podía imaginar una batalla campal entre los entes de luz y los de oscuridad. Ambos bandos luchaban para conseguir el control sobre la vida, para mantener el orden o cubrir el mundo de un color negro mate. 

Aquello pensaba la mente ágil de Yibo. Sus ojos en realidad miraban un punto fijo del techo pero, su cabeza, traspasaba la piedra hasta volar al cielo. El insomnio lo hechizaba bajo un encantamiento mortal, uno que le impedía dormir por mucho que se esforzara. Simplemente respiraba tranquilo a la par que jugaba con sus dedos distraídamente. 

Se preguntaba el porqué era incapaz de conciliar el sueño..., aunque la pregunta dejaba de tener sentido cuando recordaba al pelinegro.... Sin darse ni cuenta se había acostumbrado a dormir con él, notando el calor que emanaba de su cuerpo y la suave respiración que abandonaba su nariz. Esos sonidos y esa sensación eran tal y como una nana. Lo dejaban relajado y le hacían sentir protegido. 

Sin embargo, durante esos días en los que se mudó a su antigua habitación, apenas y pudo cerrar los ojos. Zhan le rogó que se quedara en su cuarto, que no hacía falta que se fuera. Pero el castaño sabía que, aunque ya estuvieran solucionando ciertos problemas, debían mantener una distancia necesaria entre ambos para no romper esa amistad extraña que iniciaron la misma tarde en la que le contó su pasado. Para él era un saber que, si se acercaba al azabache, lo besaría y lo abrazaría hasta que no pudiera tomar aire.... Es más, seguramente lo hiciera suyo sin pensar en nada más que en la atracción que éste causaba en su organismo. 

Cada vez que sus orbes se miraban los unos a los otros, ya fuera estando cerca o en la distancia, Yibo se contenía de ir hasta el pelinegro y juntar sus labios con pasión y desenfreno. Literalmente, la belleza y el cambio de actitud del aristócrata lo estaban volviendo loco. Si amaba la parte posesiva y demandante del contrario..., la parte tierna y risueña le encantaba. 

Después del desastroso aniversario de la muerte de sus padres, Xiao se propuso enfrentar a los fantasmas que le atormentaban. Aceptó que lo pasado, pasado era y, que ahora, debía mirar hacia adelante.... Era difícil. Demasiado complicado para lograrlo de la noche a la mañana pero, al menos ya, no tenía pesadillas con su padre o con la muerte de Wei Luo. Gracias al apoyo del príncipe aprendió a no guardarle rencor al señor Xiao y a olvidarlo para siempre, así como a soportar la marcha de un ser querido como lo era el joven asesinado. 

Al fin, el pelinegro fue capaz de descansar noches enteras sin ser interrumpido por recuerdos desdichados, sin ser visitado por ánimas oscuras y con menos peso en el cuello debido a la ruptura de varias cadenas. Dormía mejor... y se despertaba mucho mejor. Las bolsas bajo sus párpados comenzaron a desaparecer y, su rostro, denotaba un brillo maravilloso que antes estaba perdido.... Zhan fue siempre la representación de la palabra "hermosura" pero, tras haberse liberado, no había términos apropiados para describirlo. Bello, se quedaba corto. Hermoso, igual. Bonito.... Puff, bonito ni se aproximaba un poco. 

Todo el mundo en la casa notó esa transformación en su amo. Ahora era más amable, sonría sin importarle estar ante la presencia de cualquiera, ordenaba menos y les daba libertades que jamás pudieron imaginar. De repente, los trabajadores se encontraron con días libres, derechos dentro de la vivienda y un salario. Innovaciones sugeridas por Yibo y que el mayor admitió de inmediato. Tanta fue la sorpresa de los sirvientes que pensaron que el comerciante había recibido un golpe en la cabeza que le trastocó la personalidad. Por ser, hasta Gong Jun y ZheHan se miraron con asombro cuando conocieron la noticia. 

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora