Capítulo XXIII.

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— Estás muy feliz — comentó ZheHan con una sonrisa de oreja a oreja.

— Y tú también — respondió de la misma forma.

— Estamos felices. ¿Por algo o por alguien?

— Por alguien. Me imagino que en tu caso igual.

— Mm. Por alguien — asintió mientras cerraba los ojos para sentir mejor los rayos del sol impactando contra su cara.

El día se desarrollaba con una marcada tranquilidad. Casi no había nadie en la casa debido a que la mayoría se fueron al mercado o a realizar otros trabajos. Además, Yibo sentía ese vacío el doble o, incluso, el triple, ya que Zhan había salido hacía cerca de media hora a esa reunión con sus "capitanes".

Solo pasó ese corto período de tiempo... pero ya le extrañaba.

El silencio, aún no siendo total, traía paz al ambiente. Los pájaros piaban alegremente en el cielo, volando de árbol en árbol como si jugaran a atraparse. El murmullo de las aguas del río cercano, el cual no solía ser escuchado, hoy sonaba con fuerza, haciéndose notar entre el viento. Éste, causaba el movimiento de la vegetación del patio trasero, un lugar habitual para ellos y donde encontraban la calma que a veces necesitaban.

Allí podían hablar sin ser molestados, contarse secretos que nadie más podía saber, o criticar a Fei. A ninguno de los dos le caía bien la chica. Más allá, la odiaban con todo el alma. Su carácter engreído, cínico y repulsivo continuaba igual que al principio, aunque ya no tuviera poder alguno.

Lo peor... es que ella lo sabía.

Esa criada era consciente de que había perdido su posición, una que probablemente jamás tuvo pero que su cabeza daba por hecho que sí. Creía que, con haber coqueteado en varias ocasiones con su amo, ya era la reina y señora de todo. Un claro error que ahora veía y que manifestaba con odio y rencor hacia la persona que, a su parecer, le robó su estatus: ... Yibo.

Cada vez que podía, le hacía quedar en ridículo. Tiraba los cubos que él llenaba, ensuciaba lo que hubiera limpiado, deshacía todo lo que hacía... Se comportaba como un verdadero diablo, esperando que Zhan castigase alguna de esas veces a esa "bestia".

Sí, ella seguía llamándolo así y, sí, nunca lograba su objetivo de ridiculizarlo.

Al final, su "perfecto" plan para regresar a su vida anterior -donde su dueño le hacía caso, donde tenía "privilegio" en esa casa y donde Yibo no existía- siempre acababa fracasando. Por otro lado, la seriedad y la mudez del castaño, no ayudaban a volverlo más miserable, sino a hacerle ver como una fiera a la cual era mejor no molestar. Sinceramente, la mirada del menor cuando Fei le hacía alguna jugarreta, daba miedo.

El príncipe pudo haberse quejado al azabache. Estaba seguro que éste la echaría a patadas con tal de defenderlo. Sin embargo, deseaba enseñarle una lección primero, una enseñanza que le hiciera recapacitar y abandonar esa actitud de niña malcriada.

La chica quería humillarle..., pues bien, esperaría hasta que ella fuera la humillada. No dejaría que otra persona le atacara y, menos, alguien sin importancia como esa víbora.

Solamente al recordar su cara y su voz aguda como las urracas le hervía la sangre y le daban ganas de vomitar. Por ello, dejó de pensar en esa mujerzuela y prefirió observar a su alrededor.

ZheHan, estaba a medio camino de quedarse dormido. Su barbilla se apoyaba en la mano y, su codo, en el muslo. Yibo podía previsualizar que, si el sueño lo llevaba a consumir totalmente, o se caería hacia adelante, o al interior del pozo.

No dudaba en que sería divertido ver esa caída, aunque luego ayudara al otro joven empapado a salir de allí. No obstante, no era mala persona y prefería advertir antes de que una desgracia ocurriera.

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora