Capítulo XLVIII.

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En el camino de vuelta a la mansión, Zhan estuvo completamente callado. La conversación con Wen Dong le había preocupado bastante. Sobre todo la última parte en la que hablaba de la felicidad y que podría perderla en cualquier momento. Es cierto que el estar feliz es muy volátil. Quizás en cualquier instante pase algo que transforme tus sentimientos en solo un segundo. Así somos los humanos, de sensaciones cambiantes. 

Ante el silencio del mayor, Jun se atrevió a observarlo en más de una ocasión. A él le inquietaba también las palabras de ese malnacido. Veía que este no era incapaz de hacer algo que les perjudicara. La maldad recorría sus venas, herencia de su despiadado y asqueroso padre. Además, le parecía muy extraño que, estando en la calle y en perfectas condiciones de salud, no hubiera ido a la conferencia. Con todo el jaleo y las ganas de marcharse no le preguntaron la causa de su ausencia. Algo que en sí era muy sospechoso. 

No obstante, Gong se calló la lengua. No pensaba que fuera un buen momento para añadir más incógnitas a la larga lista de cuestiones de su primo. Tal vez simplemente es coincidencia y no debería preocuparse por ello.... Sin embargo, seguía existiendo algo oculto que olía peor que el pescado putrefacto. 

— Buenas tardes, señores — saludaron los guardias situados en la puerta de entrada.

— Buenas tardes — respondieron ambos familiares de manera amable, aunque inmediatamente regresaron a sus pensamientos. 

Una ligera brisa fría recorría los pasillos desde el patio intermedio hasta el lugar donde se encontraban. Un inquietante y sombrío silencio cubría la atmósfera depresiva que distinguieron por todos lados. El mal presentimiento que los acompañó desde el encuentro con Wen, creció hasta ser el triple de enorme. 

Xiao sentía un malestar notable en su estómago que lo incitaba a dar arcadas. Sería la presión, los nervios o ese ambiente raro, pero el almuerzo amenazaba con salir de su cuerpo. En el caso de Jun, las ganas de vomitar eran menos notorias. El menor se centró más en hallar el origen de ese estado de alerta en vez de importarle su propio estado. Lo que no preveía era que, la contestación a sus inquietudes..., aparecería de una forma sorprendente. 

— ¡Ahhh! — repentinamente, oyeron un grito proveniente de la zona de las habitaciones de los empleados. Asustados y nerviosos, ambos hombres corrieron hacia ese lugar. El terror en ese chillido les puso la piel de gallina y les motivaron a conocer la causa de su surgir.

Apenas un minuto más tarde, al llegar, el corazón se les aceleró y el rostro se les emblanqueció. Una sirvienta lloraba desconsoladamente fuera de ese cuarto y, dentro, ZheHan sostenía entre sus brazos un cuerpo manchado completamente de sangre. Jun ayudó a su novio con esa persona mientras que el azabache simplemente se mantenía quieto. El miedo y el dolor de ver esa escena habían paralizado todo su organismo. Solo era capaz de escuchar los fuertes y rápidos latidos de su músculo vital a la par que dos lágrimas descendían por sus mejillas.

— ¡Llamen al doctor! ¡Rápido! — ordenó Gong inmediatamente al reconocer la gravedad del asunto.

— Yi... Yibo — murmuró débilmente. — Yi... Yibo. 

— A-Zi, no te sobreesfuerces — le pidió Gong, apretando la herida que la chica tenía en la barriga. 

ZheHan lloraba mientras intentaba mantener la compostura. Esa misma tarde estuvo con la muchacha riendo y hablando sobre la propuesta de Zhan. Estaban emocionados por la pedida y creyeron que sería buena idea hacer un pastel o algo de comer para la ocasión. De tal modo, ambos se metieron en la cocina sacando a todos los cocineros con tal de hacerlo ellos personalmente. El día iba tan bien... que el chico no supo en qué momento se volvió una pesadilla. 

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora