Capítulo XXXIII.

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— ¿Estás bien?

— ...

— Zhan, ¿qué te ocurre? — cuestionó muy preocupado al notar la hiperventilación del azabache.

Él solo había dicho "Todo estará bien, conejito" pero, viendo cómo se puso, algo se escondía bajo esa oración o ese mote. Un botón que desbloqueaba su pasado se activaba al hacerlo, lanzando un doloroso misil directo al corazón de su felicidad.

— A-Zhan, cuéntame — acompañó sus palabras con una ligera caricia en su pómulo izquierdo, zona por la que una lágrima bajaba solitaria.

— No... no...

— ... — la desilusión creció en el pecho del castaño al escuchar la negativa. Aunque ese sentimiento se desvaneció al entender que, en realidad, no se estaba negando.

— No... no se lo... merecía. No se merecía... eso.

— ¿Quién y qué no se merecía?

— Él.... Él no... no hizo nada malo. No hizo nada pero... pero acabó así — contaba triste y mirando hacia la nada, recordando cosas que intentaba explicar por la boca.

— ¿Quién... es él?

— ... — Xiao desvió su vista hasta los ojos del menor. Divisaba algo dentro de él, aún sin decir la respuesta. A medida que los segundos pasaban, sus orbes se acuaron, volviendo brillante su mirada dolorosa.

— A-Zhan..., ¿quién es él?

— Nadie.... Ya no es nadie — comentó con la voz rota. — Ya no es nadie... porque ya no está. No está.... Wei Luo ya no está.

— ¿Wei Luo? — el contrario asistió lentamente. — A-Zhan, ¿quién es Wei Luo? ¿Qué pasó para que estés tan atormentado?

Durante al menos un minuto, el silencio se mantuvo en el aire. El azabache necesitaba pensar y ordenar las ideas antes de decir una sola palabra. Iba a ser complicado, más bien imposible, pero era un requisito fundamental.

Agradeció que Yibo no le forzara a hablar inmediatamente. Alguien que no le quisiera de verdad le hubiera obligado, imponiéndole una tarea muy dificultosa y casi mortífera. No obstante, el menor le hizo consciente una vez más que lo amaba con toda su alma y estaría a su lado. Lo demostró aún más concretamente al abrazarlo y mecerlo hasta que decidiera contarle.

— Wei... Luo... — pronunció entrecortadamente.

— Tranquilo.... Respira y cálmate. Hay tiempo, no te fuerces. Sé que no es fácil... y que estás desenterrando un recuerdo doloroso. Así que tómalo con tranquilidad — besó su cabeza al terminar, viendo que el mayor le hizo caso al respirar más pausadamente.

Estuvieron de tal manera unos minutos más, sintiendo el calor del contrario en ese abrazo reconfortante. Zhan requería eso para continuar..., solamente eso.

— ... Wei Luo.... Él... él fue... mi primera pareja.

Aquello no era esperado por el príncipe. Conocía que el contrario era un hombre con experiencia en el ámbito de las relaciones amorosas, por no decir sexuales. Pero jamás pensó que habría otra persona a la cual Zhan llamara "pareja". Eso significaba que él llegó a amar a otro chico y, quisiera o no, le enojaba.

En cierto modo le inquietó ese saber. Sin embargo, de repente, esa molestia, se transformó en tristeza. No por él, sino por el pelinegro. A medida que éste último seguía hablando, se fue sintiendo fatal por tener celos de Wei Luo. Entendió que, cuando se desarrolló la historia entre los dos, Xiao no sabía ni que él existía y, además, no podía reclamarle a alguien un asunto como éste.

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora