Extra I.

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 Una semana después


La tormenta que azotó la ciudad por fin se desvaneció. Del cielo dejó de caer agua y el azul volvía a aparecer entre las nubes. La tempestad no había dado tregua durante esos días... pero no impidió que en la casa reinara la felicidad. 

La noticia de que Yibo era la pareja de Zhan se corrió por todos los rincones de la mansión como el aceite. Sin embargo, por mucho que ambos temieron una reacción negativa, la mayoría se lo tomó bastante bien y, el resto, ni se preocuparon por ello. No debían preocuparse por nada. Más allá de las paredes de aquel edificio, su secreto estaba a salvo. Es más, desde que los trabajadores descubrieron la relación entre ellos, varias personas que antes ocultaban lo que sentían se abrieron al mundo del amor. 

Quizás fuera por miedo al qué dirán o a mostrar su verdadera cara frente a un señor que fácilmente podría entregarlos a las autoridades. No obstante, ahora que ya no había temor de ello, al menos dentro de esos muros, era apreciable cierto coqueteo entre algunas sirvientas o miradas indiscretas entre la guardia. 

Todos los humanos guardamos secretos y, desgraciadamente, la sexualidad era algo que se debía mantener callado. Si no pertenecías al grupo de los "normativos", más te valía fingir serlo o llevar tus gustos a escondidas. Muchos sufrieron por ello durante años y saben lo que significa no poder expresarse libremente por miedo a la horca. 

Pero ahora tenían un lugar. Sin proponérselo, Zhan había creado un paraíso donde todos estaban en su derecho de besar a la persona que quisieran y de tomar de la mano a un chico o a una chica según las preferencias de cada uno. De esta forma, el azabache se ganó aún más el respeto de sus seguidores. Ya no era el déspota y cruel Xiao que conocieron al inicio. Sino un jefe bondadoso y de sonrisa radiante al que estimaban muchísimo. 

Dejando este tema de lado, entre las parejas, todo iba perfectamente. Jun y ZheHan también pararon de esconderse y robarse besos por las esquinas. Era una alegría ver cómo los dos se amaban y reían con las bromas pesadas que se gastaban el uno al otro. Literalmente, parecían dos niños pequeños jugando el día completo. No tenían cansancio. Iban de arriba a abajo y salían a pasear de manera habitual por el bosque. Al pelinegro le gustaba observar que las ganas de pasarlo bien, esas que tuvieron en su niñez, habían vuelto a su primo y a su mejor amigo. Esto no quiere decir que él no las sintiera. Al revés, en numerosas ocasiones fue el mismo Zhan quien proponía salir aunque estuviese lloviendo. Plan que ninguno, incluido Yibo, se negaba a realizar. 

No había nada mejor en el universo que caminar mientras las gotas de la lluvia caían sobre sus rostros. Era muy relajante, como un masaje después de un duro día de trabajo. Rodeados del olor a tierra mojada y con la fina capa de agua descendiendo de los cielos, el mundo entero se veía de forma diferente. Hasta ellos se veían de manera diferente. El castaño todavía estaba decidiendo de qué forma el mayor estaba más hermoso, si seco o empapado.... Lo más probable es que no pudiera elegir y se decantaría porque siempre está perfecto. 

Por otro lado, Jin Zi continuaba pensando en su hijo. Agradecía todos los esfuerzos que los cuatros chicos más importantes de su vida hacían para animarla. Pero no se recuperaría tan pronto de ese mal trago. Algunas noches lloraba mientras se acariciaba un vientre plano y, a la mañana, simulaba estar bien. Los demás ya no sabían que hacer ante aquella tristeza. Sin embargo, la muchacha les aseguraba que el paso del tiempo todo lo curaría. Que simplemente esperaran y siguieran intentando hacerla reír... ya que algún día se reiría. 

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora