Capítulo VI.

2.1K 274 94
                                    

Todo el mundo le miraba: en la casa, en la calle, incluso en sus sueños.

En estos, solía ver al atractivo pelinegro frente a él, con una sonrisa espléndida y sincera. Siempre comenzaban así y... podría decirse que no eran desagradables, salvo por lo que vendría después.

Tras sonreírle, de repente el rostro de Zhan volvía a ser serio, superior. Además, a este gesto, se le añadían muchas burlas que le rodeaban. Eran las voces de los demás habitantes de la casa quienes no disimulaban en reírse delante de él.

Aquello se había vuelto común, cotidiano.

Sentía esa burla insoportable en los ojos de los conocidos y ese brillo deseoso en los que no. Su estómago producía arcadas cuando algún hombre se le acercaba creyendo que era una mujer, insinuando con sus actos cosas imposibles e impensables.

Una tarde, cuando acompañaba a esa criada amante del pelinegro a la compra, un señor mucho más mayor le agarró de la cintura y lo empujó hasta golpear su espalda con una pared. Su sonrisa ladina y repugnante pintaba su rostro con malicia, con una pasión ciega, desagradable.

-¿Cuánto cobras por una noche, preciosa? - le acarició la barbilla con lenta agonía. El olor a alcohol abandonaba su boca asqueando a Yibo.

Debido a los ropajes, era confundido en numerosas ocasiones con alguna bailarina de la prestigiosa academia cercana. Desafortunadamente para él, ellas tenían fama de ofrecer otros servicios muy distintos a los de un simple baile. Más que un lugar de ensayo, aquello parecía un prostíbulo.

- Dime, hermosa. ¿Cuánto? - su mano apretó su muslo casi haciéndole vomitar.

Yibo escuchó una risa disimulada unos metros más allá de donde el hombre le presionaba, aumentando su malsentir. La muchacha reía ante la escena en vez de ayudarle, como si fuera gracioso ver ese tipo de acoso.

Prácticamente, todos los habitantes de la casa se ludibriaban de su condición, provocando que su odio fuera más fuerte. Solo ZheHan y el primo de su "amo" podían escapar de su lista negra.

Si tuviera la oportunidad, mataría a todos esos desgraciados. Empezando por el azabache cuya sonrisa divertida al verlo pasar le clavaba una daga en su orgullo. Nunca antes había detestado tanto a alguien.

Tan solo pasados cuatro días, ya no soportaba esa situación. En su territorio siempre fue tratado con respeto, lealtad y admiración pero, allí, simplemente era un esclavo con una vida desastrosa. Un joven que cayó en las manos equivocadas y sufría bajo su dominio.

También, desgraciadamente, aprendió en ese tiempo a seguir las órdenes para no ser humillado aún más. Era más sensato aguantar al consentido y mandón de su "dueño" que a esperar que lo hiciera caminar desnudo por todas partes. Ese sería su destino si no cumplía con su "deber" como esclavo.

La suerte le había abandonado, enterrándolo en la oscuridad de las penumbras, muy abajo en el suelo, pisoteado por los demás como una alfombra, como una cucaracha.

- ¿No contestas, fulana? - el contrario comenzaba a enfadarse por la falta de contestación.

-...

- Pues, si no pones precio, supondré que el servicio es sin costes - sonrió, pensando en llevar a esa "chica" a su vivienda para pasar un buen rato.

- ¡Alto! - una voz segura y firme hizo volverse al señor.

Dos figuras reconocidas para el castaño venían a paso ligero, con una actitud de enfrentamiento y repulsión. Caminando tranquilamente por las calles, habían sido testigos de aquello y, al reconocer al muchacho, no dudaron en salir en su defensa.

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora