Extra III.

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El atardecer empezaba a adornar con un color rosado el cielo. Unas pocas nubes acompañaron el descenso del Sol y la aparición de la Luna. En la corteza terrestre, el capitán del barco ordenaba que se izaran las velas y se elevara el ancla. Habían pocas personas en el muelle, solo aquellas que ayudaron en la preparación del navío. Sin embargo, ninguno de los cinco echó de menos a alguien. 

El olor a mar, el canto de las gaviotas y el sonido de los pasos sobre la cubierta significaban una cosa. Libertad. Aunque no solo libertad, sino también paz y descanso. Ya iban de camino a Taiwan, un lugar que poco a poco se iba descubriendo. Hacía tan solo unos años allí simplemente existía un territorio salvaje con tribus desconocidas. Ahora, la situación estaba siendo modificada. Muchos comerciantes se dirigían allí para controlar sus negocios tranquilamente. Algunas grandes ciudades comenzaban a emerger y la alegría reinaba el corazón de todos. 

Sonaba bien. Ellos necesitaban justamente eso. 

Mientras la tierra se iba haciendo más pequeña, la felicidad crecía dentro de ellos. Una sonrisa se asomaba en los labios de toda la familia a medida que la quilla iba cortando las olas. Incluso Jin Zi se permitió sacar una mueca alegre aprovechando la belleza del agua que veían sus ojos. No obstante, ZheHan estaba un poco inquieto. Los nervios le sumían en sus propios pensamientos y provocaron que se quedara sentado en un escalón del barco sin hacer absolutamente nada. Sus dientes no paraban de morder sus labios y uñas, claras perdedoras de la batalla entre las ideas. Una pelea interna que Jun notó.

— ¿Estás bien, cariño? — se sentó a su lado y lo abrazó.

— ¿Eh? 

— ¿Estás bien?

— Claro.... ¿Por qué preguntas eso?

— Bueno..., llevas callado y pensativo todo el viaje — intervino la fémina, la cual se acercó a ellos.

— No es nada. Además, acabamos de zarpar. 

— .... — los otros dos se quedaron callados y se miraron un tanto extrañados.

— ¿Qué ocurre? 

— Pues... que en realidad ya ha pasado un tiempo desde que salimos. Mira, apenas se ve la costa ya. 

— ¿Qué? — Han se levantó un segundo y comprobó que lo que le decían era cierto. — ¿Está tan lejos ya?

— Mm. Es fenomenal.... ¿No crees? — se atrevió a cuestionar la chica sintiendo que algo le pasaba al joven.

— Ehh... Sí. Por supuesto que es fenomenal. Estoy muy feliz — fue sinceramente.

— Sin embargo, no estás del todo bien. Te encuentro extraño. ¿Te duele algo? ¿Estás mal? — se preocupó su novio. 

— Tranquilo — acarició su rostro. — No me pasa nada malo. Solo... es que hay un asunto que me inquieta. Sé que no debo meterme pero siento una presión sobre los hombros enorme. 

— ¿Qué asunto? Podemos ayudarte.

— Ah, no. Nadie debe hacer nada. Aunque los planes no salgan como ellos quieren, lo mejor es mirar desde la distancia. 

— ¿Planes? ¿Ellos? ¿Distancia? — dijeron al unísono Gong y Jin. 

— A ver... os lo explicaré brevemente. Sabéis los.... — casi al mismo tiempo de decidirse contarlo, un hecho le calló. Desde su posición vio como un nervioso Yibo se acercaba a un también nervioso Zhan. No conocía sus intenciones pero algo le afirmó que iba a pasar lo que tan entretenido le tuvo ese día. 

— ¿Los qué de quién? Continúa, A-Han.

— Mn. Ya no hace falta. Lo veréis con vuestros propios ojos — señaló al lugar donde la pareja había iniciado una conversación. 

𝑇𝑈 𝐸𝑆𝐶𝐿𝐴𝑉𝑂 | (Yizhan/Zhanyi) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora