Capítulo 46

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Estábamos en la biblioteca, pero gracias al no dormir y mi lectura problemática se me dificultaba el avanzar.

Habían pasado horas, la mayoría iba en su segundo o tercer libro, pero yo apenas iniciaba el capítulo 4 de 30 sobre la historia de los elementales.

Nada hacía sentido, se basaba en la pareja fundadora y su aparición espontánea para crear seres complementarios, siendo los elementales casi deidades y los humanos como un animal que piensa lo mismo que una piedra.

Esto no hace sentido alguno, bufé molesto y cerré el libro.

-Voy a la cocina por algo para comer, ¿Quieres que te traiga algo? -le pregunté a Shika. El resto ya había almorzado o comía algún picadillo.

-Un te está bien, ¿Te acompaño? -cuestionó levantando la vista del libro.

Que ternura, cuida al bebé.

-Estoy bien, vuelvo en un rato.

Fuí caminando pero los pasillos eran confusos, te lucía exactamente igual.

Una puerta llamó mi atención, tenía escrito "base de datos".

Entré por curiosidad, no creo que haga daño si me desvío unos minutos.

Había un artefacto con el alfabeto en una especie de tabla. No me demoré mucho en darme cuenta que si presionaba una letra salía en la pantalla arriba.

Tenía escrito "ingresar elemental", puse a mamá Mika por curiosidad, pero salía "Kurenai Yūhi" ese nombre me sonaba de algo, pero no recuerdo exactamente quién es.

Grande fue mi sorpresa al tecleé "Vimania" y apareció "Tsunade".

Ella hubiera muerto, no solo serías la causa de la muerte del triple de mamás que la mayoría tiene, sino que también serías responsable de la muerte de la Quinta Hokage, la persona que se está haciendo cargo de tí, la "querida tía Nade".

Ese pensamiento me atravesó como una espada. Esa voz tiene razón, tarde o temprano causaré las muertes de todos.

Pensé en buscar a mis demás amigos, pero no conocía a nadie más de mi aldea.

Con un semblante lúgubre caminé por los pasillos hasta llegar de una vez por todas a la cocina.

-¡Hola Tn! -me saludó Naruto colgado desde el techo.

-¿Sucedió algo? -preguntó Chōji.

-Solo cansancio -mentí -soy nuevo en esto de leer y casi no entiendo el libro.

-Te entiendo, yo me dormía en clases por lo mismo -complementó el chico en el techo.

-Aún no has comido, puede que eso no te deje concentrarte -sugirió Chō. Es muy tierno de su parte preocuparse.

-Puede ser, voy a preparar para comer. Naruto -el nombrado me miró -¿Podrías llevarle un té a Shikamaru por favor? Tampoco ah comido, pero dijo que era lo único que quería.

También así podría darles un empujón.

-De acuerdo -aceptó de mala gana bajando.

Puso el agua a calentar en una olla,  mientras que yo en un sartén verduras a saltear.

Mientras preparaba la comida traté de evitar la voz de la razón en mí cantando "Happy" pero no recuerdo bien a su cantante.

-Cantas bonito, aunque no entiendo lo que dices -me halagó Chōji.

-Gracias, me hace feliz que lo creas -le respondí algo avergonzado.

-¡Yo también lo pienso! -se apuró a declarar Naru.

Solté una pequeña risa, sentía mis mejillas arder por sus comentarios.

Los mataste.

Mi cara cambió de inmediato y luego seguí cocinando, quería hacer sándwiches. Tosté dos panes y les rocíe salsas que encontré.

Naruto parecía tener problemas con el té, le estaba poniendo una combinación rara de hojas.

-¿Te ayudo con eso? -le ofrecí.

-No gracias, no es la primera vez que hago un té -contestó.

-Bueno, nunca había probado un té de orégano, cilantro y albahaca, pero siempre se pueden probar cosas nuevas.

-¡Rayos! -exclamó frustrado botando su mezcla.

Al final le ayudé a buscar Camellia Sinensis, estaba en un cajón. Sacamos las hojas y las bañamos al vapor, después lo dejé moliendolo para volver a los sandwiches.

Por una graciosa coincidencia estuvo todo listo al mismo tiempo.

-Voy en un rato, necesito un respiro de esa biblioteca -puse como escusa para no volver.

-Está bien -bufó el rubio saliendo de la cocina.

-¿Por qué no quieres volver? -preguntó Chō.

-Quiero ayudarles, noté que Naruto se pone celoso cuando hablo o estoy con Shikamaru, quiero asegurarme si es porque le gusta o no -respondí.

El chico casi se atraganta con una papita que estaba comiendo.

-¿Te gustaría almorzar conmigo afuera? Uno de estos lo hice para tí -le señalé el pan con verduras.

-¡Me encantaría! -iba a tomar el pan, pero lo detuve.

-Espera a que salgamos al menos -me reí, parecía como un cachorrito desesperado por su premio.

Caminamos por el pasillo y nos encontramos con dos puertas enormes con un cartel tapado por la escarcha.

-¿Será la alacena? -preguntó al aire mi acompañante.

-Solo hay una forma de averiguarlo -entramos y la escena fue espantosa.

Muchos cadáveres con etiquetas.

Con miedo me adentré al cuarto, sin ser seguido por Chōji, necesitaba respuestas, ¿Por qué habría algo así?

Una pantalla tenía escrito "Saponificación: la grasa de los cuerpos han comenzado a reaccionar con la base correspondiente gracias a la presencia del elemento predominante en la zona. Hasta ahora se han extraído muestras de un elemento similar a la cera, le hemos nombrado "Adipocira"".

Comencé a leer los nombres de los cadáveres, cada uno era asociado a un número.

No reconocía ninguno hasta que leí "Mikaela 002" y "Vimania 001".

Solté un grito de espanto, eran mis mamás, casi irreconocibles.

Chō entró y me sacó de ahí para luego cerrar la puerta.

Mira como están, ¿No querías tanto poder ver? Esto es lo que causaste, este es el futuro de todos los que te rodean.

No había notado que estaba llorando hasta que Chōji limpió mis lágrimas mi me enchufó una papita a la boca.

-La comida siempre me hace sentir mejor, ¿Te parece si vamos a comer esos sandwiches? -me preguntó con una sonrisa, una bella sonrisa que junto a nuestra cercanía y mi vergüenza que me viera llorando provocaron que mi cara se calentara.

-¿Aún quieres ir? -le cuestioné.

-Puede claro, lucen deliciosos y con quién mejor que comerlos que contigo.

Una luz de esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora