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Lunes 19 de diciembre, 09:00 AM.

El pelirrojo se despertó pero de lo más descansado y relajado, había dormido bastante bien. La verdad que hace mucho tiempo no había dormido demasiado bien, tal vez sería porque la noche anterior Ben no dejaba de mimarlo.

Luego de frotar sus ojos y estirarse, volteó a ver la hora en el reloj de la pared que marcaban las 9 de la mañana en punto. No se había preocupado de levantarse tarde un lunes por dos motivos: 1) Ya había terminado sus clases, así que ya no tenía que preocuparse por eso. 2) Los niños también habían terminado las clases. Ténicamente casi todos en la casa de ahora en adelante se comenzarían a levantar tarde.

Se levantó, se dirigió al baño, se lavó su rostro y sus dientes, se vestió y se adentró a la habitación de los niños para así acercarse a la ventana y abrir las cortinas para despertar a los niños, por lo que ellos al instante de que el brillante sol invadiera sus caras, fruncieron el ceño y soltaron un gruñido.

-¡Buenos días, mis bellos niños! -Exclamó pasando entre ambas camas para así destapar a los niños para tratar de levantarlos.

Gabriel en vez de abrir los ojos se cubrió la cara con sus brazos y Lyna volvió a tomar el borde de las sábanas y mantas para así volver a taparse pero esta vez literalmente de sus pies a cabeza.

-Vamos, gurices, ¡hoy les dan la nota final de la escuela y de ahí ya no vuelven a poner un pie en la escuela hasta marzo! A partir de hoy se pueden dormir hasta tarde y levantarse un poco tarde cuando se les antoje, si?

Los niños seguían sin responder.

El pelirrojo puso los ojos en blanco y se acercó a la cama del pelinegro para así agacharse para estar a la altura de la cara de su hijo para así susurrarle. -Gabi, Gabito, Gabo, levántate porfis.

El pelinegro soltó un gruñido pero aún así abrió los ojos.

-Ese es mi Gabi. -Le sonrió y se dió vuelta para ahora hacerle lo mismo a Lyna - Evelyn, Lyna, Lynita, levantate, porfa.

-No quiero. -Contestó en un tono de niña pequeña.

-Dale, porfis. -Hizo un puchero aún sabiendo que Lyna no lo veía- Te doy lo que vos quieras.

La castaña destapó su cara y dejó a la vista solamente sus ojos entrecerrados. - ¿Lo que yo quiera? -Sonrió malvadamente.

-Si, lo que vos quieras.

-No es una trampa, o si?

-En serio, lo que vos quieras.

-Quiero wi fi.

-¡Ey, yo también quiero! -Exclamó el pelinegro.

Su padre rodó los ojos. -Los dejo usar wi fi demás si cuando vayamos a buscar las notas me dicen que pasaron de año, si no no, trato?

-Trato. -Respondieron al mismo tiempo.

-Bueno, arriba levántense, ya les hago el desayuno.

Los niños obedecieron aquella orden y se levantaron de sus camas.

[...]

Al rato, los niños y su padre caminaban en dirección a la escuela a levantar sus carpetas que contenían sus cuadernos y sus calificaciones que indicaban si pasaban de año o no.

-Joder, no puedo creer que hasta en el día de levantar las notas nos hacen venir de uniforme. -Se quejó el pelinegro mientras se alizaba su uniforme.

-Tenés razón. El año pasado no nos hicieron venir de uniforme.

somebody like you || hardzzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora