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Joe Mazzello.

Lunes 2 de enero, 10:00 AM.

La noche del 31 de diciembre no estuvo para nada mal, estuvo increíble, y creo que esa fue una de las mejores noches de mi vida.

Tanto yo como los niños estábamos muy contentos de que Ben este año (mejor dicho, el anterior) se haya integrado en nuestras vidas y nos haya ver la vida de otro color.

Y mi felicidad hoy no podía ser más que grande. Hoy, 2 de enero, mi niño precioso, el amor de mi vida, cumple 31 años. De verdad que el tiempo se ha pasado más que volando.

Hoy le desperté un rato antes que Ben, y aproveché ese tiempo para ir volando hacia la cocina y prepararle el desayuno a Benny para luego llevárselo en una bandeja.
Los niños se desde ayer se fueron a pasar unos días en la casa de los padres de Ben, ya que nunca se habían quedado. Además, había pasado un tiempo que no se veían.

Con todo el cuidado de que la bandeja que llevo no se caiga, abro la puerta del cuarto y para mi sorpresa Ben ya se ha despertado y se encuentra frotando sus ojos.

—Buenos días, Benny. —Lo saludo con una sonrisa y la bandeja choca contra el marco de la puerta, por lo que rápidamente miro a esta con cara asesina— Te llegas a caer ahora...

Benny se ríe y levantó mi mirada para ver si está sonriendo, y si, lo está.

—Buenos días, Joey. —Dice con algo de pereza y se sienta en la cama.

Yo me acerco y dejó la bandeja sobre ésta para después inmediatamente besar a Ben. —Feliz cumpleaños, Benny.

—No tenías que hacerlo, Joey.

—¿Pero qué dices? —Obviamente me sentía en la necesidad de hacerlo. Ben siempre está haciendo cosas lindas por mí, y es mi turno de devolvérselas. Es lo turno de devolverle la felicidad que él me dio— ¡Por supuesto que sí era necesario, Benny! —Digo y tomo su cara para unir nuestros labios.

—Gracias, Honey Bee.

—Hace tiempo no me llamas así.

—¿Ya no te gusta que te llamé así? —Pude notar una ligera tristeza en si rostro.

—Me encanta que me llames así.

—Cursi.

—Tú.

—Ñoño.

Él me sienta sobre su regazo y vuelve a unir nuestros labios.

—Te hice el desayuno.

—¿De verdad? No me había dado cuenta.

Pongo los ojos en blanco ante su sarcasmo. _¿Y si mejor te callas y desayunas lo que te he preparado? —Él se ríe y lo miro— ¿Qué quieres comer?

—¿Tú estás en el menú?

—Por desgracia no.

—Ahh, qué lastima. —Hace una mueca— Pero soy un rebelde, así que no me importa. —Contesta y vuelve a pegar mis labios con los suyos.

somebody like you || hardzzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora