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Lunes 28 de setiembre, 08:20 AM.
Golden Empress.

—Benjamín, esta es tu nueva oficina. —Le presentó Arturo a Benjamín, dejándolo sin palabras.

Su nueva oficina era muy deslumbrante. El escritorio era de vidrio, la silla frente a éste parecía muchísimo más cómoda que la anterior, la impresora parecía más moderna y más rápida que la anterior, todo parecía súper guau. Además, como su nueva oficina estaba en uno de los pisos más altos, había un ventanal enorme, dejando ver una mejor vista desde las alturas.

—Deslumbrante, verdad?

—Mucho. —Respondió Benjamín mirando cada rincón de su oficina.

—Disculpe, Arturo. —Un chico de cabello rubio se le acercó— ¿De quién iba a ser secretario? Perdone que lo moleste, es que ando medio perdido.

—No te preocupes, Dylan. De hecho, serás el secretario de Benjamín.

El mencionádo volteó a verlo. —¿Que yo qué?

—Benjamín, te presento a Dylan. —Pasó su brazo por los hombros del chico— Él será tu nuevo secretario. Benjamín, Dylan. Dylan, Benjamín. —Los presentó.

Ambos se acercaron y estrecharon sus manos. —Un gusto, Dylan.

—Igualmente. —El chico sonrió tímidamente.

Parecía bastante joven, o mejor dicho, era bastante joven. Osea, no era que pareciera un niño de 16 años, pero de verdad que se veía muy joven. Era algo bajito, tal vez sería eso lo que lo hacía verse de edad tan corta.

—Ok, chicos. Los dejaré un rato solos para que se conozcan. —Ambos asintieron y Aruto se marchó.Benjamín se dirigió a su silla, acomodó sus cosas, miró al chico y señaló la silla que estaba frente a él. —No te quedes ahí parado.

El rubio rió levemente y se sentó con timidez.

El ojiverde captó como el chico jugueteaba con sus manos y movía ligeramente muchas veces su pierna, debía de estar algo nervioso.

—¿Eres nuevo? La verdad que jamás te había visto por acá.

—Sip, soy nuevo. Apenas conseguí entrar aquí el sábado. ¿Tú hace cuanto trabajas aquí?

—Uf, como 4 años más o menos.

—¿Y qué edad tienes?

—30. Tu?

—Oh...

Benjamín lo miró. —¿Qué?

—Nada, solo que... eres un poco viejo.

—Me ofendes. —Bromeó— Ya, dime, cuántos años tienes?

—18.

El mayor abrió sus ojos como platos. —Oh. Nos llevamos como 12 años. —Ambos rieron— Bueno, contame, por qué estás en esta empresa? Digo, no te ofendas, pero no deberías de estar en la facultad o algo así?

—Pues, debería, pero lo que pasa es sencillo: No me gusta estudiar.—Cuando yo tenía tu edad, mi madre me obligaba a estudiar, aunque no quisiera.

—Pues, mi madre desde hace banda me viene diciendo "andá a estudiar, vos, sino te voy a dar un sermón bien grande". No le hice caso, le dije que no estudiaría nada, y pos, me mandó aquí.

—¿Por lo menos tienes una idea de lo que hacemos aquí?

—Em, si. —Respondió algo distraído.

—¿A si? ¿Qué hacemos?

somebody like you || hardzzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora