Capítulo 53.

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- La has dejado negra -dije observando la nube que clavada en la punta de su palo.

Parecía chicle quemado con costra. Ugh.

- ¿Quieres? -ofreció y negué con la cabeza.

No me iba a jugar la vida por una nube asquerosa. Se encogió de hombros y se la comió. OH, NO, QUE ASCO DA.

- No te atrevas a besarme después de eso -apunté al palo donde anteriormente había estado la mutación de nube.

- ¿Por qué? -preguntó sacando otra de la bolsa.

- Porque te escupiré.

- Marrana -contestaron los tres a la vez.

ESTO ES BULLYING. La chuche estaba casi en cenizas, era culpa del cocinero.

- Esa nube tenía peor pinta que vuestra cena -me defendí.

Se habían cocinado lo que sacaron del río y sorprendentemente se lo estaban comiendo. Podían coger alguna enfermedad extraña y les daría lo mismo, con tal de quedar como auténticos machos.

Decían que con los años se aprendía pero en este caso solo nosotros habíamos pensado antes de hacer o comer nada.

- Solamente estaba quemada.

- Esto es quemada -saqué el palo del fuego, mostrando el perfecto quemado- lo tuyo había pasado por un horno crematorio -comparé y puso una poker face.- ¿Está bueno? -pregunté divertida a nuestros padres mientras me comía la chuche.

Les había estado observando un rato y me parecía increíble el estómago que tenían para comerse eso. Antes me atrevería a probar la nube chamuscada de mi muy querido novio que no hace ascos a nada.

- Más que lo vuestro -contestó mi padre.

Les miré por última vez y ¡por favor! No podían alimentarse de eso. Me daban pena. Nosotros nos habíamos limitado a sacar lo que nuestra angel de la guarda Ann nos habían dado. Al final en la bolsa había dos bocadillos y dos bolsas de nubes y gominolas variadas. Dios la bendiga.

- ¿Les damos ya? -susurré sin apartar la vista de ellos.

- Espera un momento -contestó y sonrío divertido- Hey papá, ¿qué tal está la cena? -preguntó interesado.

Sus mujeres no les habían hecho ni la cena, no les querían. Llegaba Harry y urgaba el dedo en la herida. Era una mala persona.

- Muy buena, deberías probarla -incitó.

- No tranquilo, mamá ya me hizo la cena.

- Eres malo -negué.

- Disfruto con la ocasión -se encogió de hombros.

- A mi me dan pena.

- Primero se van a negar -cogió la bolsa y me hizo una señal para que prestase atención- ¿Queréis? -sacudió la bolsa en el aire.

- No hijo, comeroslo vosotros -se negaron y ahora la poker face era mía.

- ¿Pero qué dices? ¡Os vais a morir comiendo eso! -exclamé atónita.

Su orgullo les estaba costando una bolsa de chuches y un posible dolor de tripa en medio del campo. A VER SI AHORA PUEDEN MEAR EN LA BOTELLA.

- Pero si esto es pescado, es sanísimo.

- No sabes ni qué pez es -reprochó Harry.

- Es como salir a por setas y justo coger las venenosas -añadí.

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora