Capítulo 33.

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POV _____.

- No voy a ir -negué con la cabeza.

- Que sí, ven -insistió de nuevo.

- No me fio de tí, ya me lo has hecho como dos veces antes.

- Bueno, pues si no me crees... adiós.

Cuánto me molesta que me haga eso, ¡joder!

- ¡ESPERA! -grité, no todavía muy segura- voy pero como me vuelvas a engañar, sabes donde van a acabar tus calzoncillos, ¿no?

- ¿Dónde? -preguntó curioso.

- Te haré tal calzoncillo chino que te llegará hasta tu maldita cara y, donde tienes esos dos hermosos hoyuelos, les pondré chichetas para que no se escape -le amenacé con mi dedo índice y sonrió.

Me lo estaba ya imaginando con el boxer por mitad de la cara y dos bonitas y rojísimas chinchetas haciendo juego con él.

Empecé a andar en dirección al ruloso, el cual estaba apoyado contra el marco de la puerta. Pasé cuidadosamente por delante suyo, sin quitar mi vista de su cara. No me fiaba de él, nunca me fiaría. Me adentré en el cuarto y como yo sospechaba, no había nada. ¡Ya me había vuelto a engañar este maldito hijo de fruta! POMELO. LIMÓN. FRESA. HIJO DE TODAS LAS FRUTAS.

Me giré rápidamente para poder apartarme pero de nuevo, me dió con la almohada y perdí el equilibrio cayendo sobre la cama. Maldito imbécil. ¿Por qué le habré hecho caso? Dejé caer pesadamente mis brazos sobre la cama y lo miré enfadada. Él se estaba riendo a carcajada limpia, ¿por qué no? Vamos a reírnos todos de la desgraciada de _____, que volvió a hacer caso a un gilipollas que le cae mal. ¡CLARO QUE SI! Tiene mucho sentido.

- ¡HARRY! -grité levantando mi espalda rápidamente de la cama, lo que hizo que me quedase sentada en el borde y con un repentino mareo.

Nada mejor como hacer puré de cerebro.

- Así me llaman -se burló con esa sonrisa, SI, ESA SONRISA QUE A MUCHAS ENAMORA PERO QUE A MI ME DA GANAS DE ARRANCARLA DE SU CARA.

- ¡TE VOY A MATAR! -me levanté corriendo hacia él pero me dió otro almohadazo.

- No pitbull -negó con su dedo índice y le conseguí arrebatar la almohada.

Mi hora había llegado. Iba a lamentar el día en que decidió pegarme con una almohada.

Empecé a pegarle con ella sin parar. Esta situación la estaba ¿amando? pegar a Harold con una almohada... ¿un sueño cumplido? Tengo que tacharlo de la lista que empezaré ha hacer EN CUANTO PONGA LOS PANTALONES A ESE NUDISTA QUE TENGO POR HERMANO.

- ¿Qué te ríes? -pregunté ya que no paraba de reír sin razón.

- T-tu pelo -dijo entre carcajadas.

Desaté mi coleta --si así se le podía llamar-- y me la volví a hacer rápidamente. Normal que se riera, debía de parecer no sé qué con esos pelos. Tenía los pelos repartidos por todos lados menos dentro de la coleta. Comprensible y tal...

- Es por tu culpa -le señalé- Y ahora dime, ¿dónde habías visto a Luke la otra vez? -pregunté con esperanza de encontrarlo de una vez.

- Pues estabas persiguiéndolo alrededor del sofá -se encogió de hombros.

¡¿PERO ESTE TIO ME ESTABA HABLANDO ENSERIO?! Llevábamos cuarenta y dos jodidos minutos buscándolo y Harry no me había servido de nada, DE NADA. No había hecho nada más que distraerme y tirarme a la cama a base de almohadazos. ¿Lo ven normal? Porque sinceramente, YO NO.

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora