Abrí los ojos lentamente, sin prisa por despertarme antes y mi mirada topó con mis tacones granates en pies de otros. Bajé la vista y ví que era Louis el que llevaba mis preciosos tacones, era él con el que dormía en la piscina de bolas. Levanté costosamente el brazo y moví la pierna de Louis, obteniendo un quejido por su parte.
- Louis -lo llamé cerrando los ojos de nuevo.
- ¿Sí? -susurró.
- ¿Por qué llevas mis tacones?
- Porque me estilizan más que a ti -contestó y sentí que no podía replicar.- _____ -me llamó esta vez él y le respondí con un ¿si? Pero sin abrir la boca- ¿Por qué llevas mis vans? -preguntó y me miré los pies.
- Porque me quedan mejor que a ti -contesté y dejo escapar una carcajada.
- Aún estás borracha -intuyó y le lancé una bola a la cara.
Qué majo por su parte.
- ¿Nos levantamos? -pregunté.
- Pero ayudame porque esto de los tacones es nuevo para mí.
Me levanté tambaleandome, clavandome y apartando bolas de plástico por todos lados. Era como una cama de unicornios. Las cervicales se me habían cargado y me dolía todo, horrible. Estiré la espalda para que me doliese menos y me situé a un lado de él. Le agarré de las manos y con cuidado de no romper los tacones le ayudé a levantarse y mantener el equilibrio.
- Pues si que te estilizan -lo miré de arriba a bajo.
Había que reconocerlo, le sentaban como un guante a una mano. Sin soltarme la mano caminó a pasos cortos, enanos. Inspeccionamos el salón con la mirada y estaba para apretar el gatillo de una pistola a centímetros de la cabeza: botellas y vasos derramados por todos los rincones, plumas de a saber qué esparcidas por el suelo y mesas, los sofás desmontados y alguna que otra prenda de ropa interior tirada por el suelo.
Nos acercamos a la cocina y desde la puerta olores nefastos se mezclaron y entraron por mis fosas nasales. Había charcos de alcohol y de vomito ew. Marian se encontraba en la mesa encongida como una albóndiga abrazando una botella de vodka y Harry dormía boca a bajo en el suelo sin camiseta. Lo último no me importaba tanto.
- Chicos -llamó Louis. Ninguno se enteró.- ¡Ey! -gritó y le pegué en el brazo.
No hacía falta gritar.
- Qué coño quieres -contestó Marian aferrándose a la botella.
Que sueltes la botella, esta vacía.
- Bajate de la mesa antes de que te tire -alzó la voz con el mismo tono borde que ella.
- Me duele la cabeza, necesito una nueva -se quejó Harry dándose la vuelta y dejando ver una hermosa frase que ocupada todo su torso: soy una diva.
- ¿Desde cuándo es una diva? -murmuró Louis.
- Desde que nació -contesté y le ayudé a girar con los tacones.
Entramos de nuevo en el salón y descubrimos que Andrea estaba durmiendo en las escaleras. Se iba a fastidiar la columna, ¿cómo podía dormir tan bien en las incómodas escaleras? Nos acercarmos lentamente --por culpa de Louis-- y la observamos durante un tiempo. Se le había secado hasta la baba que le caía por la boca.
Salieron Harry y Marian de la cocina con una olla en las manos, se sentaron a la altura de la cabeza de Andrea y la dejaron caer al lado de la bella durmiente. Abrió los ojos alterada y al ver la olla a su lado, la empujó causando un gran estruendo.
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Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)
Fanfiction¿Hay algo peor que te toque siempre con el chico que odias? Si, que tu mejor amiga salga con el mejor amigo de él. _____ tendrá que soportar más de la cuenta a Harry, el chico que odia desde siempre. Pero todos estos sentimientos de odio puede que...