Capítulo 34.

1.6K 54 15
                                    

- Mierda -maldecí en voz baja.

¿Dónde están ahora?

- ¡Mamá! ¡¿Dónde están mis zapatos?! -grité para que me pudiese escuchar.

No paraba de recorerme todas las habitaciones de la casa descalza, a este paso se me iban a poner los pies negros.

- ¿Has mirado debajo de la cama? -preguntó pasando por mi lado.

- Si y nada.

- ¿En tu armario?

- Sí mamá, he buscado por todos los lados de la casa y no están. ¿Dónde están? -pregunté al borde de la desesperación.

Quedaba una hora y media para llegar al restaurante y no tenía mis queridos zapatos.

- Los zapatos son tuyos, mira ver bien por donde los has dejado -contestó y puse los ojos en blanco.

Se supone que en navidad obtienes cosas nuevas ¡no las pierdes!

Entré de nuevo a mi cuarto y volví a mirar debajo de la cama, dentro del armario, en el baño junto a los demás zapatos, pero nada. Juraría que los había dejado junto a al vestido cuando los saqué. ¿Cómo han desaparecido? No creo que anden solos, a no ser que campanilla les haya echado el polvo de hada.

Me senté en la cama dejando escapar un bufido de desesperación. Me rendí. No sé que zapatos me iba a poner ahora pero me daba igual. Cogí la ropa interior, una toalla limpia y me adentré en el baño. Dejé todo en la tapa del inodoro y me desvestí.

Puse el agua a calentarse mientras me deshacía de la coleta. Una vez caliente el agua me metí y me duché rápidamente, debí de tardar unos quince o veinte minutos hasta que salí. Me sequé el cuerpo con la toalla y con la otra me enrosqué el pelo. Me puse la ropa interior y salí del baño pisando la toalla de antes.

Arrastraba los pies sobre la toalla para no mancharmelos de nuevo y me dirigí a la silla donde estaba el vestido. Lo levanté con una mano y de bajo me encontré los tacones. ¡MALDITOS PERROS! ¡SE HABÍAN ESCONDIDO AHÍ! ¡Y YO BUSCANDOLOS POR TODA LA CASA COMO UNA IMBÉCIL!

Los cogí y volví al baño. Primero me sequé el pelo para que no mojase el vestido y después me lo puse. Retiré el pelo de mi cara con unas pinzas y me maquillé. Colorete, liner, rimel y pintalabios. Peiné mi pelo y lo recogí en una trenza de espiga a mi derecha.

Me calcé con los tacones y recogí el baño. Entré en mi cuarto y me preparé el pequeño bolso con las llaves, el móvil, los auriculares y algún que otro maquillaje. Bajé al salón y mientras mi madre terminaba de prepararse yo esperé viendo la tele. Al salir, me puse una chaqueta fina y ancha de seda floreada. Total, solo iba hacia el coche, el frío serían segundos nada más.

Durante todo el trayecto en coche hablamos mínimamente. Al llegar la familia Styles y mi padre estaban conversando en el aparcamiento. Debían de haber llegado hace nada. Bajamos del coche y nos dirigimos a saludarles y felicitarles la navidad.

Cuando por fin entramos en el restaurante --y digo por fin porque me estaba muriendo de frío-- nos condujeron hasta la mesa reservada. Los seis nos sentamos por grupos. Los padres juntos, las madres juntas y los niños juntos. Siempre nos escluyen para poder hablar de sus temas, como si no hubiera más días.

Hice como que buscaba algo en el bolso para poder hablar con Eleanor, no iba a sacar el móvil por que seguro que me lo tomarían como falta de respeto aunque ellos nos ignoren.

'¿Te dejarán salir antes?' -Yo.

'Si. ¿Qué tal por ahí?' -Eleanor.

'Ya han empezo ha hablar por grupos, esta noche va a ser larga.' -Yo.

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora