Capítulo 50.

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- ¿Cómo puedes estar caliente con este frío? -apreté sus manos entre las mías. Era increíble que mientras yo me hacía un cubito de hielo, él simplemente era un radiador humano.

- No sé.

- ¿De qué habláis? -preguntó Rocío.

- Tiene caliente...

- No vuelvo a preguntar -interrumpió.

- No hemos pedido un pronóstico del paciente Styles -comentó Elizabeth.

- ¡Hay cosas que deben quedarse en...!

- Las manos gilipollas, tiene caliente las manos -interrumpí a Eleanor- dais asco -dije seca. Sus mentes eran agujeros negros esplosionados por los actos sucios que hacían o pensaban hacer.

- Un respeto a tus mayores y no les hagas cargar con tu mochila -dijo Andrea y miró a Harry.

- Él se ofreció -contesté.

- Eres todo un galán.

- Qué quieres que diga, soy todo un caballero -dijo "modestamente".

- Los verdaderos caballeros dejan sus chaquetas a las damas con frío -informó Marian- y me temo que te faltan cinco chaquetas más.

- Entonces dejemoslo en galán.

- Por cierto, Janelle -llamó Marian- tengo que hablar contigo.

- Y yo con toi - me dijo Harry.

- Dime.

- Cuando me acuerde -contestó- solo recuerdo que tengo que hablar contigo -alcé una ceja y reí.

- Eres uno de los míos -chocaro puños él y Andrea.

La versión masculina de Andrea era mi novio, quién no sueña con eso por dios.

Entramos en clase y esperamos a que los minutos pasasen como tortugas. No sabía cuanto tiempo quedaba, ni en que día de la semana estaba. La ignorancia se apoderaba de mí.

- ¡Fiesta en mi casa! ¡Estáis todos invitados! -gritó Louis subiéndose a la silla de pie. Y como no, no faltó los gritos de Marcos de fondo.

- ¡No te pongas de pie en la silla! -le regañó la profesora.

- El sábado que viene todos allí.

- ¿Otra fiesta? -preguntó Niall- ¿No recuerdas como acabó tu casa la última vez?

- Liam y Elizabeth se juntaron, Andrea y tú os perdonasteis. Yo creo que todo fue bien -asintió satisfecho y reí. Sus despreocupaciones por todo eran lo que le llevaba ha estar loco... Estaba segura de que esta frase no debía terminar así.- no te rías que tu jugastes por dos -me miró pícaro.

- Louis, nos recorrimos tres papelerías hasta llegar a una dónde imprimían tamaño cuadro. Hicimos creer a tu madre que nunca le habían regalado el jarrón de su boda -tomó aire.

- Oye, aprendimos que el chicle no pega -objetó- lo de las películas americanas es todo efecto.

- Conmigo no cuentes para ayudar.

- Pero vienes ¿no?

- Tío, la semana de después están todos los exámenes y no estoy como para tirar cohetes -se recostó en la silla.

El Niall responsable había salido a la luz, era la segunda vez que lo veía en toda mi vida.

- Escuchame, va a ser la última fiesta que tengamos antes de ir a la universidad. Cada uno va a ir por su lado a partir de ahora, no nos vamos a ver las caras más. Y antes de colarnos en fiestas de las hermandades, ¡acabemos con nuestra adolescencia juntos y en una gran fiesta! -soltó el discurso de fin de curso.- ¿O no profesora?

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora