Capítulo 31.

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Eran como las cuatro de la tarde y yo había acompañado a comprar a mi padre. Había dejado las mochilas en mi cuarto y nos habíamos bajado al supermercado.

Lo primero que hice nada más entrar fue algo que todos sabemos ya: coger una caja de mis galletas preferidas. Sí lo sé, como demasiadas galletas, pero ¿y qué? ahora estamos en fiestas navideñas y yo sustituyo el turrón por galletas. Esa es mi escusa hasta que acaben las vacaciones. Luego ya... ya se me ocurrirá algo.

Caminamos los dos hacia casa y recogimos todas las bolsas. Cogimos un paquete de galletas cada uno --a mi padre también le van estas cosas-- y nos sentamos en el sofá. Rato después de estar viendo la tele, el timbre de la casa sonó y mi padre se levantó a abrir la puerta.

- ¡_____! -un niño se abalanzó sobre mí.

Me dejó el esófago a la altura de los pulmones. --no sé dónde está el esófago pero no creo que esté detrás de los pulmones--.

Era Luke. Este renacuajo de solo cinco años era hijo de Lisa y de mi padre. Era pequeño y delgaducho como Peter La Anguila --era broma--. Tenía el pelo corto, y marrón como sus ojos.

- ¿Qué tal? -pregunté.

- Genial. Como hoy era el último día de cole nos han dado un pastel y chocolate -dijo el pequeño entusiasmado.

Demasiado azúcar es lo que guardaba este chico en su cuerpo.

- ¿Pero eso no lo hacen en carnaval? -pregunté confusa.

Vamos, que yo sepa de toda la vida a sido en carnaval. Me han quitado años de chocolate.

- No hija, los niños ahora deben de rodar como las ruedas de los coches -contestó Lisa apareciendo por la puerta.

Ella era la prometida de mi padre y futura madrastra mía. Luke y ella eran como dos gotas de agua, no sabía qué es lo que había sacado de mi padre.

- Hola Lisa -saludé.

- Hola cariño -me besó las mejillas- ¿Qué tal la fiesta del otro día? -preguntó.

FALLO, FALLO, FALLO.

- Genial -mentí pero no del todo.

Eliminé escenas concretas como el que edita una película y ese fue el resultado.

- ¿Mucha marcha? -preguntó mientras le daba un ataque de epilepsi... Ah no, solo estaba bailando.

- Demasiada -hice una mueca rara y ambas reímos.

- Me alegro.

- _____, ______, _____. ¿Dónde está Eli? -preguntó Luke tirando de mi camiseta.

- No está, pero estoy yo -contesté y su expresión cambió.

Maldito niño.

- Dentro de tres días ya es Navidad chicos -intervino Lisa.

Menos mal, no quería saber la respuesta de Luke ante mi comentario.

- ¡Navidad! ¡Regalos! -gritó Luke y rápidamente se quitó los pantalones y comenzó a correr con los brazos en alto.

- ¡Luke! ¡Ponte los pantalones! -le regañó Lisa y reí.

De nuevo sin pantalones.

- Tal vez striper... -murmuré.

A él le gustaba desnudarse, a las chicas les gustaría que se desnudase...todos ganan.

- Lo que me faltaba ya, el niño striper -se levantó con los pantalones en la mano y se largó.

Durante toda la tarde, estuve entretenida con Lisa. Tardamos lo nuestro pero conseguimos ponerle el pantalón, aunque era el del pijama. Cuando lo conseguimos todo ya estaba oscuro. Este niño era muy escurridizo, parecía que estaba untado en mantequilla.

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora