Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)

Capítulo 14.

Llegamos a clase y nos sentamos. No tenía ni la más mínima idea de lo que tocaba. El horario estaba dentro de lo mochila y no estaba muy por la labor de abrirla.

- Eleanor -le preguntaría a ella.

- Dime.

- ¿Qué toca ahora? -pregunté sin ganas.

- Biología -contestó y apoyé la cabeza en la mesa, la pereza me había invadido.

Saqué los libros y no los abrí hasta que la profesora entró.

- Pero los peces no son poiquilotermos -dijo Louis mientras corregíamos la tarea mandada.

- Que si -insistió Andrea alargando la i.

- Que no, que son hemeo... homo..

- Homeotermos -le ayudó Estherd.

- Los peces son poiquilotermos -concluyó la profesora.

- Es que es eso, ¿pero cómo van a ser homeotermos niño? -comentó Kate.

- Que si mira -buscó la página y empezó a leer- los peces nos pueden regular su temperatura, son poiquiloter... -se paró para reirse del ridículo que había hecho. Parecía que estaba drogado por su forma de reír.

- Ves -dijo Andrea.

- Que sí, que sí -movió la mano para que se callase mientras corregía.

- Venga seguimos con la teoría -dijo la profesora y mi alma cayó al suelo. La voz de la profesora me dormía y si comenzaba a explicar como si leyese un libro, tendría que utilizar mi ñoca fuerza de voluntad que poseo.

Nos estaba explicando las características de las clases de animales con un PowerPoint con imágenes, todo muy interesante.

- Tienen cuatro patas -recitó la profesora para que lo apuntasemos en el cuaderno.

- Me he roto la pata -sentenció Harry. ¿Qué clase de animal se creía que era?

- Te has roto la pierna no la pata -corregí.

- ¡Me he roto la pata! -dijo con el ceño fruncido. Me gustaría probar hasta cuanto llegaba su falta de inteligencia.

- Déjalo que ahora es un perro -intervino Eleanor para que no siguieramos con el tema y el otro asintió dándole la razón.

- Que idiota -suspiré.

- Al igual que tu guapa -respondió Laura. Anda si ha revivido, ¿cuánto hacía que no se metía en conversaciones ajenas?

- ¿Quién te invintó ha hablar monada?

- No necesito invitación querida.

- Ya bueno pero es que no hablaba contigo ¿sabes o no sabes?

- ¿Y ahora con quién estas hablando? -¿iba de lista?

- Dije hablaba no hablo, piensa antes de hablar -dije de mala leche. A veces me preguntaba por qué malgastaba el tiempo en discutir con ella si no servía de nada.

- Más que tú pienso.

- Dos entre dos -dije velozmente. Era fácil fallar esa operación, lo aprendí en primaria cuando Rocío la falló.

- Dos -contestó y rió la mitad de la clase. Seamos sinceros, ¿pensaba alguna vez esta mujer?- digo uno.

- Tú si que sabes pensar eh.

- Solo me he equivocado una vez Einstein.

- Ya ya... -dije dejándola quemada. Después de que te hagan un zas en toda la boca, lo que peor sabe es que te cuestionen.