Capítulo 20.

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- ¿Por qué? -pregunté. Era poco usual esa propuesta en ellas.

- Porque ya sois mayorcitos -contestó mi madre. Ambos nos miramos y creo que pensamos lo mismo.

- ¿Estáis enfermas y no nos queréis decir que os estáis muriendo? -preguntó Harry. Sí, pensábamos lo mismo.

-No.

- A ver, ¿van a ir Laura y Logan? -preguntó Anne y ambos nos encogimos de hombros.

- Pues pregunten venga -dijo mi madre moviendo sus manos con ligereza.

- Pero si faltan dos meses, como van a saber que van ha hacer esa noche -contesté obvia.

- En dos meses puede pasar de todo, a lo mejor hemos roto, a lo mejor se aproxima el fin del mundo o incluso nos ha atropellado un camión -respondió Harry.

- Que esperanzador eres.

- Bueno, pero dos semanas antes de la cena lo tenemos que saber -informó Anne.

- Si... -contestamos pesadamente. Nos iba a martilizar con eso hasta navidades.

Estuvimos toda la tarde preparando la cena de navidad. Era una costumbre que tenía desde que se conocieron a los catorce, quién diría que seguiríamos con ella. Llamamos a nuestros padres, elegimos el lugar e hicimos reserva.

Aún me pregunto cómo pudieron hacer reserva si no sabían del todo cuantas personas ibamos a ir.

Anne y Harry se fueron y mi madre y yo nos quedamos a solas.

- Tenemos que comprarte un vestido para la cena -comentó mi madre sacando los utensilias para preparara la cena.

- Mamá, aún quedan dos meses. Hay tiempo de sobra -me senté en una de las sillas de la cocina. Tenía una ligera manía por preparar todo meticulosamente aprueba de imprevistos.

- Luego irás con las prisas de última hora.

- Pero imagínate que ahora me compras uno y luego en el último momento no me gusta -dije un claro ejemplo que suele suceder mucho.

- Pues te aguantas y te lo pones.

- Y si se mancha -enarqué una ceja.

- Se lava.

- Y si engordo.

- Adelgazas.

- Y si se quema.

- Rezas para que no me entere.

- Al menos espera un mes ¿si? -intenté buscar un punto medio para las dos.

- Bueno, vale -accedió pesadamente.

- Gracias. Oye, ¿y tú que te pondrás?

- Me lo compraré cuando vaya contigo.

- Luego irás con las prisas -imité su voz. Mi madre no se caracterizaba por su rapidez a la hora de ir a comprar ropa.

- Seguro que encontraré mi vestido antes que el tuyo -me retó.

- Si si, claro mamá, claro -vacilé.

- A mi no me vaciles haber si te vas a quedar sin vestido -amenazó. Todo ventajas.

- Sin vestido no podré ir, que pena. No te esperaré despierta, tranquila.

Tampoco es que me entusiasmara mucho ir, son siempre iguales. Padres hablan con padres, madres con madres y Harry yo sin decir nada, marginados por nuestros propios padres y obligados ha hablar entre nosotros. Es divertido, ¿verdad?

Del odio al amor solo hay un paso (Harry y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora