Los cabellos negros qué habían estado extendidos a lo largo de un acogedor asiento, se deslizaron de regreso a la espalda de Sunem, cuando abrió los ojos lentamente deslumbrada por el cielo azul de las afueras. Esa tarde tenía el propósito de abandonar la ciudad y, aunque estuvo en esa posición y en esa habitación durante largas horas mientras esperaba pacientemente; ahora que el momento había llegado, dudó de sus propias decisiones. De cualquier forma, su cuerpo simplemente comenzó a moverse haciendo un recorrido silencioso y bastante prudente. Sabía perfectamente que se encontraba en la mira de un muy profesional equipo de vigilancia. En realidad, no deseaba mantenerlos alejados de sus asuntos y, envió mediante una mensajería secreta, una carta destinada para los ojos del comandante; esto como una prueba de que sus acciones seguían sus propios principios. Si la diferencia de ideales terminaba por ser tan distinta, entonces, no habría más que una batalla en el futuro; donde el perdedor debería aceptar su derrota, sin entrometerse en el camino del vencedor.
Aunque no pudo estar presente durante la firma del contrato con la idol Asamiya Athena, tenía sobre sus manos, en ese preciso momento: una copia del acuerdo, mientras finalmente el viento de las afueras, acarició su rostro sereno. Ahora estaba a punto de abordar el auto que la llevaría a un nuevo destino, posiblemente, el que más había estado esperando; Sin embargo, una presencia que exigió toda su atención apareciendo inevitablemente frente a ella, la obligó a cambiar el curso de sus pensamientos.
Kusanagi Kyo se aproximó hacia ella con un sorprendente resplandor de recelo en sus ojos castaños. Su interés en Kusanagi tan solo obedecía un propósito, por eso nunca pensó encontrárselo de esa manera. El destino era impredecible así que, claramente no podría ignorarlo.
—Ese día, en este lugar... El que tú y yo nos encontráramos, no fue realmente una coincidencia ¿no es así?
Su voz masculina tuvo el poder de enfatizar su mal humor. Kusanagi acababa de escuchar bastantes cosas sobre esa mujer y tal vez nunca habría llegado a tal destino, de no ser por las fotografías que poseía el grupo de investigación Ikari. Sunem era la nueva organizadora del torneo de KOF, esta misma mujer, estaba tratando de obtener su espada Kusanagi. Una mujer relacionada con los Bernstein, así que representaba un peligro en todas sus formas.
La noche anterior la líder del Clan Yata convocó a los poseedores del vínculo de sangre, aquellos relacionados con Orochi. Kagura Chizuru informó personalmente a Kusanagi todo lo que sabían hasta ahora sobre ella, y eso es lo que lo motivó a movilizarse por su cuenta. Resultaba ser que cosas como las coincidencias, no existían, ni fueron parte de aquella tarde lluviosa.
Sunem no parecía más que una chica normal, no tenía ningún tipo de presencia, y con ese cuerpo pequeño, no había forma en que pudiera desafiar a alguien. Kyo se sintió avergonzado de caer por sí solo en la trampa de alguien tan insignificante. Así que pensó en terminar con el problema ahí y ahora. Eso debería ser suficiente.
—Luces muy afectado solo porque hemos cruzado algunas palabras, simplemente deberías olvidarlo.
Ahora mismo, Sunem no tenía tiempo para perder con alguien que simplemente estaba malinterpretando la naturaleza de las cosas, pero que tampoco se equivocaba si pensaba en el futuro que les esperaba. El momento en que ellos dos se conocerían, estaba planeado para tener lugar dentro del desarrollo del torneo de ese año. Sunem ha venido a Japón para encontrarse con los tesoros sagrados, ciertamente, no hay coincidencia en un comportamiento predeterminado.
—Si lo que buscas es pelear contra mí...
—No estoy de broma, ahora no tengo motivos para pelear, pero no quiero dejarte escapar tan fácilmente.
—Tú no puedes detenerme.
No había intención de batalla, eso fue claro, pero los ojos de esa mujer, tomaron una gran seguridad a pesar de lucir tan misteriosos. Kyo odió la idea de ser menospreciado. Él conocía las habilidades de Adelheid Bernstein, si ni siquiera él, estaba involucrado, nada tenía sentido. Y ella era justo como la describió el comandante Heidern; había algo en sus ojos opacos, algo que le impedía lanzarse para desafiarla de verdad.
—Se qué estas yendo a Osaka, iré contigo.
—¡¿Qué?!
—Esta es la forma más rápida, si haces algo extraño, me será fácil terminarlo con mis propias manos.
—Entiendo tus preocupaciones, pero tengo algunas cosas que atender.
Kusanagi pasó de ella, dirigiéndose al auto para abrirse la puerta por sí mismo y entrar sin la intención de decir algo más. Tal cual un cordero ingenuo, metiéndose a la boca del lobo.
Un hombre que llega tan lejos por una simple sospecha que podría ser errónea, era interesante, pero molesto al mismo tiempo.
—Escuché que necesitas los tesoros sagrados, si te lo estoy poniendo tan fácil no puedes dejarme atrás.
El castaño se dedicó a mirar por la venta y levantó la voz cuando ella entró en el vehículo. Su rostro somnoliento no lucía como el de alguien que está realmente preocupado. Sunem sonrió visiblemente luego de cerrar la puerta y ordenar al conductor avanzar.
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Enlace De Sangre
FanfictionCuando un nuevo y misterioso torneo de KOF estaba a punto de ser anunciado, el comándate Heidern descubre que esta relacionado con la familia Bernstein, pero que no tiene que ver con Rose o Adelheid y comienza una investigación secreta, para descubr...