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El tiempo transcurría lentamente, como si los minutos fueran más largos de lo normal; distraerse con la simplicidad del mundo mortal, era algo que la diosa de la luna hacia inconsciente. Él mundo debe ser muy distinto para una deidad.

Los recuerdos de Adelheid Bernstein fluían en su cabeza imparables, mientras miraba a la figura celeste que se encargaba de cuidarlo innecesariamente cuando Rose desaparecía para realizar compras ostentosas antes de abandonar la ciudad. Aunque él sabía perfectamente que la princesa en realidad estaba evitándolo por los desastres causados a Sky Noah, fingía estar molesto como parte de una débil reprimenda.

Tsukiyomi le regaló una bella sonrisa cuando terminó de acomodar la habitación. Ella solo mostraba ese resplandor ante ese hombre.

—De verdad tenemos que hablar sobre esas cosas, a ti solo te importa lo que tiene que ver con Sunem.

Era contradictorio que dijera algo como eso con un gesto de tranquilidad, Adelheid estaba consciente de que esta mujer conocía todo sobre él.

—Continúas distraído.

El rubio desvió la mirada, esta era la mujer que odiaba escuchar: "lo siento."

—Se lo he dicho a Kagura Chizuru, mi verdadera identidad. Sus dudas no se despejarán teniendo en la cabeza el conocimiento de que Orochi está libre por ahí, Susano lo ha dejado escapar.

Adelheid era capaz de entender que el tiempo del mundo humano y el tiempo de los dioses era distinto, quizá tendrían que pasar miles de años para que Orochi y Susano volvieran a enfrentarse.

—Escucha Adelheid, en realidad hay algo más importante que deseo contarte.

Tsukiyomi estiró las manos lanzando un bostezo.

—Sé que has cuidado de Sunem desde el momento en que apareció en tu vida por órdenes de Rugal. Has visto todo lo que ha sucedido con ella y Susano y, estoy segura de que debes estar ansioso porque sus conciencias se unifiquen. Es por eso que estoy aquí... Ahora mismo ella ya no necesita de mi poder para volver a su verdadera forma, pero tendré que traerla de vuelta una vez más, para evitar que los recuerdos tengan alguna repercusión. El pasado entre tú y Susano debería ser borrado.

La rememoración del chico fue como un fuerte golpe que no pudo detener.

—Las cosas han cambiado.

Ambos se miraron fijamente y sin darle más vueltas al asunto, Tsukiyomi quiso ser directa.

—Sunem se ha enamorado. Susano lo sabe, es por eso que ha prolongado su regreso, para protegerte.

El rubio tuvo dificultad para mantener la calma, pero cerró los ojos sin perder su suave expresión.

—El hombre del que se ha enamorado...

—Es la clase de persona a la que no te gustaría tener cerca. Frío, de mal temperamento y orgullosamente obstinado, pero bastante atractivo.

El príncipe rubio alguna vez lo pensó... un día como ese, anhelo que nunca llegara.

—No quiero que interfieras, quiero que pierdas cualquier esperanza de que nunca serías separado de las personas que son importantes para ti. Lo mismo que con Rose.

—La crueldad de la noche en esos ojos verdes no tuvo compasión; la noche puede ser bella, pero no hay duda de qué es oscura.

Tsukiyomi no es alguien que olvide cuando se le traiciona, y sin importar cuantos miles de años pasaran, no podría perdonar a aquel demonio que robó la pureza de un ser tan precioso como lo era Adelheid.

Ellos no pueden arreglar sus asuntos con simples peleas, porque eso podría traer severas consecuencias a la existencia, además, también estaba el hecho de que Tsukiyomi, era infinitamente superior a ese dios corrupto en sangre y existencia.  

Fue hace un tiempo, cuando Sunem consiguió el poder de las bestias celestiales, su primera posesión, trajo a ese dios caprichoso, y con él, una fría historia en la que Adelheid resultó involucrado. Odió el hecho de que Susano se valiera del cuerpo de Sunem para engañarlo, pero al mismo tiempo, aquello calmó el deseo que estaba destruyendo al príncipe honorable.

Enlace De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora