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Algunas calles de la ciudad estaban llenas de gente mientras otras se veían vacías, el sol brillante en el alto cielo, sofocó paulatinamente al descendiente de la casa Kusanagi, mientras caminaba sin intenciones de ir a algún lugar en especial. Inevitablemente las miradas estaban sobre él, siendo un joven atractivo que resplandecer más que el mismo sol. El era demasiado notable para quien posaba sus ojos sobre su atlética figura.

"Ese chico es muy lindo" "También es muy alto" "¿Será modelo?"

Apenas escuchaba los murmullos, decidió apresurar su paso. Siempre había sido así, a pesar de su conducta imprudente, el carisma y salvajismo en su rostro, forzaba a las personas a mirarlo.

Desde el lugar en donde estaba de pie, se podía ver el edificio del centro, ahora sus pensamientos se negaban a salir por sí solos, porque se sentía incómodo y vació. Pasó la noche esperando, estuvo tan apegado al reloj, las únicas 2 horas que durmió no fueron suficientes para calmar su interior confundido, se sentía como si algo le apretara el pecho. Simplemente no podía creer en absoluto que, no importaba cuánto mirara sus dedos, esos fuertes puños de los que estaba tan orgulloso, no tenían una sola respuesta.

[...]

El cielo se tiñó de los colores que anunciaban el medio día, con la luz cegadora del sol entrando por las ventanas, los ojos de Sunem comenzaron a abrirse lentamente, y en el último momento para recuperarse de la inconciencia, el sonido de su teléfono, la obligó a tener un despertar más apresurado.

La forma en que se consumía el tiempo era impresionante, apenas podía explicar con facilidad las cosas que sucedían a su alrededor. Cuando respondió a la llamada que provenía de la oficina central del comité para el nuevo torneo, su respiración cambió considerablemente y los ojos rojos que la observaban notaron en ella un comportamiento inusual.

—Ese hombre... Kusanagi Kyo, ha desaparecido.

La voz calmada que salió de la bocina, no podía ser desconocida para ella, y se sintió conmocionada sin saber claramente que era lo que más le afectaba. Sí, las palabras dichas por el informante o el informante en sí.

El joven castaño de profundos ojos azules: Naoe Nagi, estaba sentado en la gran oficina de la señorita organizadora del torneo de ese año. Tuvo que permanecer en ese lugar debido a su inesperado relevo de actividades, estuvo preocupado por los huecos que tendría que ocultar a Adelheid Bernstein si tan solo aquella noche; hubiera aparecido pidiéndole un informe. Así que simplemente se cansó de esperarla mientras jugaba con el asiento y las cosas que encontraba en el lugar.

—Nagi.

Yagami reaccionó discretamente a la impresión que le dejó escuchar ese nombre por segunda vez, después de todo, fue el mismo quien lo destituyo de sus labores.

El día anterior, Yagami había encontrado a un animado Kusanagi paseando por las calles con una mujer que planeaba arrebatarle la fuente de sus preciadas flamas, como si ignorara esa información, y seguramente el pelirrojo habría entrado en acción contra Sunem si la figura de Nagi no hubiera intervenido. Aquel castaño discreto de reservada personalidad, lo desvió del camino como si tuviera la habilidad de controlar el tiempo, Yagami simplemente los perdió de vista. Las visiones engañosas que oscurecieron su mente, fueron obra de ese hombre, con el que estaba seguro de que, si se atrevía a combatir, los resultados no serían del todo favorables. Había algo siniestro en su presencia, sus hermosos ojos azules parecían vacíos de esencia, era como mirar hacia un abismo profundo y frío.

Nagi, un ex miembro de Schwarz, era un espía impuesto por Kryptom Brand para investigar a Sunem y su relación con EZSET, pero al final también era alguien interesado en las capacidades de esa mujer, alguien que la protegería de su propia oscuridad si es que fuera necesario.

—Esa mujer pelirroja, Vice ha enviado un mensaje también. Al parecer la celebridad Asamiya Athena ha llegado a Osaka.

Sunem apenas pudo disimular la sorpresa, pero recordó enseguida que, el Psycho Soldier lideraría el primer combate del torneo.

—Entiendo.

—Date prisa.

La comunicación se cortó completamente y en cuanto se apartó del teléfono, salió de la cama para acomodarse la ropa, como si hubiese olvidado el lugar en el que se encontraba y, sobre todo, al hombre que estaba detrás suyo.

—No vas un poco rápido.

El rostro adormilado de Yagami era sorprendente de ver, tenía el cabello desarreglado y apenas abría los ojos, Sunem no quería apartar la vista. Había tenido una experiencia sobresaliente con ese mismo hombre, no podía negar lo extraña que se sentía. La noche anterior era incierto lo que sucedería entre ellos, estaba completamente segura de que la ira de Yagami no podría ser aplacada; sin embargo, ahora tenía una expresión relajada bastante desinteresada.

—No voy a entregarte el Magatama solo porque te acuestes conmigo.

Las mejillas de la chica se sonrojaron inmediatamente. Si él se atrevía a reprocharle alguna vez por haberlo importunado, no podría soportar la vergüenza.

—No necesito que me lo entregues, sin importar que, voy a obtenerlo.

Sus palabras no sonaron lo suficientemente convincentes y Yagami la atacó con sus desconsiderados ojos rojos.

—Estaré ansioso por ver lo que vas a hacer.

Sunem caminó para salir de la habitación, su cuerpo experimentaba ciertos malestares menores, incluso le costó trabajo caminar con normalidad, pero ahora deseaba avanzar mucho más rápido, aunque el hecho de que Kusanagi simplemente la dejara atrás, debería ser considerado un gran alivio, sintió la necesidad de encontrarlo. 

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