Enlace De Sangre

2.10

La emoción que trajo el anuncio de la inauguración del torneo de KOF, creo un ajetreo anormal en las calles por las que Sunem intentaba abrirse paso en esa tarde; cuando el sol estaba a punto de ocultarse. En medio de un largo bostezo de un Kusanagi desinteresado de su entorno, esa chica tenía que pasar desapercibida dirigiéndolo por los lugares menos transitados. Él era después de todo, una figura popular que causaría conmoción si se descubría su presencia en los alrededores.

—¿Deberíamos tener una cita?

—¿Eh?

En un principio, Kusanagi creyó haber escuchado mal, pero Sunem miraba directamente hacia un club ruidoso al otro lado de la calle. La sola idea de encontrarle sentido a sus palabras, lo sonrojó instantáneamente, pero Sunem solo podía desquitarse con una broma tan infantil, dada su falta de cooperación para caminar con mucha más rapidez; sin embargo, una respuesta que ella nunca esperó, salió de esos encantadores labios.

—Está bien.

La capacidad de razonamiento de la chica se bloqueó enmudeciéndola al instante.

—Digo que está bien, tengamos una cita.

Sus miradas se encontraron porque ella fue incapaz de decir algo más.

—Estas todo el tiempo poniendo esa cara amargada, tal vez necesitas un poco de diversión.

—No tengo la cara como la de un amargado.

Parecía ser que, tras ese rostro arrogante, se ocultaba una personalidad demasiado amable. Sunem sonrió porque creyó que, hacer un amigo durante una pelea, tenía que ser una broma de mal gusto.

Kusanagi no tuvo intenciones iniciales de llevar esto a una batalla de fuerza, él estaba sobreponiéndose, porque su combate había iniciado desde el momento en que decidió seguirla, para luchar a su manera.

Los dos terminaron sonriendo mientras continuaban en medio de las personas que caminaban en dirección apuesta.

—¿Qué te sucede?

—Volvamos.

Sunem se adelantó, pero tenía la cabeza baja como única forma de ocultarse.

—Pareces un poco nerviosa ¿Acaso te has enamorado de mí?

Ella tuvo una lenta reacción y el calor que experimentó en su rostro, se materializo en sus mejillas. La broma le fue devuelta, sin duda, ese sujeto sabía Jugar fácilmente con la situación. Ella no era precisamente una chica tímida y su forma de tratar de mantener el control en si misma, le resultaba divertido.

—Ni siquiera lo pienses.

—Dijiste que te gustaba.

—Eso es diferente.

Kusanagi creyó ser incapaz de borrar de su cabeza, la expresión de Sunem cuando cayó inconsciente. Ella alcanzó su rostro con la mirada de alguien que estaba muriendo mientras era forzada a vivir. No es la primera vez que él sentía compasión por quienes arrastran destinos desafortunados, en realidad, ella le recordaba a alguien en particular. 

—Cuando llegue el momento, de ser posible, quiero que sea de la mejor forma para todos.

La fuerza y seguridad que proyectaba Kusanagi, deslumbraba a quien sea que se cruzara en su camino. Sunem no pretendía continuar ocultándole el futuro, pero al conocer su deseo tan similar al suyo, no podía mirarlo a la cara y simplemente afirmó con la cabeza. Ya habían hecho un gran recorrido para entonces, el camino se acortó tanto en tan poco tiempo, y entonces los dos estaban llegando a su destino.

En un momento, Sunem levantó la cabeza cuando Kyo se detuvo inesperadamente, su mirada estaba postrada justo al frente, quiso ver lo que se reflejaba en sus ojos castaños y lo cual ocasionó que su rostro se endureciera. Y, no hubo que esperar por una respuesta lejana.

Un frio recorrió el pequeño cuerpo de la chica ante la presencia de una figura elegante que, recargada en la pared de la entrada con los brazos entrelazados, esperaba silenciosamente.

Con esa aura asesina, apareció frente a ellos: Yagami Iori, el hombre pelirrojo siempre cubierto en una penumbra misteriosa.

—Kyo ¿Así que ahora estas del lado del enemigo? No me sorprende, una razón suficiente para matarte de una buena vez.

—¿Yagami?

Algo en el tono y la actitud del pelirrojo no era normal. La formalidad con la que Kusanagi caminaba por la calle junto a esa mujer, lo irritó de una manera significativa.