Enlace De Sangre

2.7

Mirando la cantidad de asuntos pendientes que había que resolver sobre un torneo internacional que, gozaba de gran fama y expectación, Sunem apenas reflejó vida en esos ojos vacíos. Ha resultado qué, organizar un torneo no era cuestión simple, ni nada parecido. El evento de tal magnitud, traía muchos más dolores de cabeza que sus actividades en NR. Por seguir un propósito que pudo tener un camino más fácil, no sería capaz de compararse con la princesa Bernstein como anfitriona, simplemente debió aparecer frente a esos 3 tesoros y tomarlos por la fuerza.

Aunque la figura de Kusanagi se formó claramente en sus pensamientos, en ningún momento dirigió la mirada hacia él, aun estando dentro del mismo lugar. Y a pesar de ser incapaz de mirarlo directamente, podía saber que estaba terriblemente aburrido, pero el destino estaba moviéndose con rapidez para Sunem, todos los limites habían sido rebasados y fue más consciente de ello cuando un fuerte viento sopló con violencia, abriendo las ventanas del lugar, robando a su paso la atención de los dos.

La tarde tranquila se había terminado cuando la chica se puso de pie. Existía duda en su expresión, pero tomó una decisión rápida yéndose directamente hacia la ventana.

—¡Oy!

Apenas el castaño se levantó de su asiento, Sunem se había lanzado por la ventana con la velocidad suficiente para evitar ser alcanzada por su lenta reacción.

Ella llegó hasta las afueras de la planta baja, dando un ágil e inesperado salto. Si Kusanagi tuvo la equivoca idea de que estaba tratando de escaparse de él, cuando la vio de pie sobre el suelo, abandonó toda suposición errónea, porque una presencia sofocante se percibió en el ambiente.

El cielo pareció perder su color vivo por un momento y algo en el tiempo cambió, como si avanzara inexplicablemente más lento. La percepción era confusa para Kusanagi, pero para Sunem fue mucho más caótica. Aunque ella se había preparado para ese momento, su cuerpo estaba débil, incluso dudó ser capaz de enfrentar las pruebas que impondrían aquellos a quienes ella misma había llamado .

Un hombre alto apareció entre el borroso ambiente de la realidad y la visión creada por su eficiente control mental. En un principio, sonreía abiertamente, pero pronto estaba mostrándose sorprendido por la tranquilidad en el rostro de su presa.

Esta no era la primera vez que Sunem se encontraba con ese escandaloso cabello naranja. Él hombre de rostro atractivo con una personalidad retorcida y sombría, jamás podría olvidar lo difícil que era tratar con esa mujer. Cuando escuchó de sus compañeros sobre trabajar para ella, no pudo parar de reír de lo absurdo que suele ser el curso del destino. Al parecer, la mujer que se regocijó en la sangre derramada por los ángeles negros, simplemente terminó corrompida.

—Sunem... realmente eres esa Sunem.

—Schuldig.

El sujeto de gran confianza estaba completamente emocionado. Esa mujer quien alguna vez peleó contra Schwardz a muerte, ahora estaba pidiéndole ayuda y, no solo eso. La ESZET que ayudó a destruir con esas pequeñas manos, terminó por ser desenterrada gracias a ella ¿No estaba Sunem en contra de los experimentos humanos? O es que ¿ser hija ilegitima de un experimento fallido como Omega Rugal la había vuelto loca?

Sunem experimentó un enorme peso en su cuerpo que se potenció con cada paso que ese hombre avanzaba mientras se dirigía hacia ella. Schulding lo supo entonces, qué esa mujer era mucho más fuerte que en el pasado. Nadie en Schwarz pudo entrar en su mente para destruirla. Era como si dos existencias vivieran dentro de su cuerpo, cuando más intentaban y cuanto más profundo llegaban, un infierno se manifestaba en sus cabezas. Esa mocosa o lo que sea que viviera en las profundidades de su mente, no era humano. Eso es todo lo que podía decir sobre ella.

—Ese bastardo de Nagi... trabaja para ti sin importar la deuda que tienes con nosotros ¿Acaso te tiene miedo?

La presión terminó por doblar el cuerpo de la chica. Schulding poseía habilidades telepáticas lo suficientemente fuertes como para impedirle respirar. En consecuencia, le sería difícil contener su sadismo natural, con el propósito de escucharla suplicar.