Capítulo 24: ¿Tenemos un cadaver en la cajuela?

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Capítulo 24: ¿Tenemos un cadaver en la cajuela?

Ramses se acercó a Mason en cuanto lo visualizó.

—Mason...— habló con voz cansada mientras caminaba con trabajo hacía él.

Mason levantó su postura y la diferencia en altura y complexión entre los dos hombres fue mas notoria. Ramses era un clásico hombre de negocios, su cuerpo era atlético pero fabricado, su barba cerrada disimulaba su débil barbilla y sus enormes fosas nasales le hacían recordar a un toro. Mason era un hombre mucho mas alto y grande en complexión, y sus músculos eran producto de una vida dolorosa.

—Señor, bien venido de vuelta.

—¿Dónde esta Ada?— preguntó mirando al rededor.

Mason apretó con mas fuerza las llaves. Si Ramses le pidiera las llaves en ese momento Mason se las entregaría llenas de sangre.

—Se encuentra en la mansión Walk. Su padre le indicó que permaneciera ahí hasta que usted saliera del hospital.

Ramses pareció relajarse visiblemente ante la respuesta de Mason.

—Excelente. Debo resolver algunos asuntos pendientes pero iré a buscarla en cuanto se resuelvan.— Ramses se iba a dar media vuelta pero pareció recordar algo y regresó hacía Mason.— la haz mantenido controlada ¿no es así?

Mason luchó tan fuerte por no perder la paciencia ante el hombre frente a él que la mano que sostenía la llave del auto comenzó a gotear sangre. Afortunadamente para él Ramses no lo notó

El esposo de Ada volvió a su auto y se fue.

Mason finalmente pudo ver la llamada perdida en su teléfono que había sentido vibrar en la presencia de Ramses.

En cuanto Mason vió el nombre de Ada regresó la llamada.

Afortunadamente para su salud mental Ada contestó a los dos timbres.

Mason sintió un alivio profundo cuando pudo escuchar su voz.

—¿Dónde estas?— fue lo primero que salió de su boca.

Ada pareció hablar con alguien tras ella antes de responder.

—En el hospital clandestino donde trajiste a Jessica una vez.

Mason pareció pensárselo antes de recordar el lugar del que hablaba.

—Estaré ahí en cinco minutos.

Mason dió un giró brusco en al calle señalada y no se molestó en estacionar correctamente el auto cuando se detuvo frente al hospital clandestino. Era una colonia horrible para vivir y sin duda algún rufián con mala suerte aprovecharía para robarle algunas partes al auto pero en ese momento a Mason no pudo importarle menos.

Corrió al interior por la entrada que ya conocía.

Nadie le impidió el paso por que lo reconocieron al instante. Comenzó a abrir las cortinas de plástico transparente que hacían de habitaciones improvisada. El interior del edificio abandonado era especialmente oscuro. La mayoría de las habitaciones improvisadas estaban vacías y en las ocupadas los presentes estaban inconscientes así que nadie le reclamó por su actitud invasivo. De igual manera a ninguno de los "médicos" ahí presentes le importaba realmente la salud de los pacientes, solo que pudieran pagar.

—¡Ada!—la llamó sin importarle a quien pudiera molestar.

—Mason.— Una voz suave dijo su nombre desde atrás.

Él se giró y en cuanto vió el delgado cuerpo de Ada en una pieza, con la ropa empapada y abrazándose a si misma por el frío no pudo controlar su impulso de abalanzarse sobre ella. la envolvió por la cintura y la apretó con fuerza a su cuerpo.

Ada WalkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora