Capítulo 36: Perder el control

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Capítulo 36: Perder el control

—Si tienes suerte van a despedirte. Si no la tienes van a matarte.

Luisa apretó sus manos con nerviosismo mientras estaba sentada en la sala de espera junto a Cris.

Después de que la ambulancia llegara ella convenció a Cris de que fueran junto a la única hija de Derek Walk en la ambulancia. No había nadie más que la servidumbre en la casa, era como si Ada hubiese sabido cuando era mejor momento para hacerse daño.

Luisa sabía que sería su fin después de lo que había hecho, pero simplemente no pudo evitar simpatizar con la problemática mujer. ¿Cómo un padre podría ser tan cruel con sus propios hijos al grado de torturarlos y usarlos de esa manera?.

Suponía que era demasiado estúpida para haberse metido con la familia equivocada pero ya nada se podía hacer. Había peleado tanto para llegar al puesto que tenía y para poder llegar a trabajar con una de las mejores familias y lo perdería todo en un segundo.

De nuevo no se arrepentía. De lo que si se arrepentiría es de quedarse con las manos cruzadas, ese sería un peso con el que no podría vivir

Mientras Ada seguía en operación Luisa sentía que el sueño la estaba alcanzando. Cabeceó un momento y al siguiente Cris estaba frente a ella con un vaso de café.

—Te dormiste media hora, necesitas estar en tus cinco sentidos ahora.

Luisa se sorprendió al haber dormido tanto cuando para ella fue apenas un pestañeo, recibió el café de Cris que traía el propio y se sentó junto a ella. La sala de espera estaba más vacía que la última vez que la vio pero seguía habiendo gente a su al rededor, es por esta razón que el registro de Ada tuvo que mantenerse en el mayor anonimato, la familia Walk era demasiado famosa para pasar inadvertida.

Estaba por llevarse el café a los labios cuando vió a una pequeña mujer llegar corriendo frente a la recepcionista, su conversación, sin embargo, fue lo que llamó su atención.

—¿Ada Walk esta internada aquí?

La recepcionista pareció incomoda por la energía desesperada de la chica.

—No puedo proporcionarle esa información.

—Por favor, mi esposo es su hermano, necesito saber que esta bien.

La recepcionista bajo las ordenes de Luisa pareció inaccesible. La guardia se dió cuenta de que la chica parecía tener unos cuantos meses de embarazo.

—¿Quién es tu esposo?— le preguntó Luisa acercándose desde atrás.

La pequeña chica se giró hacia Luisa. La chica pareció un poco incomoda en su presencia. Luisa lo entendía, la chica parecía una delicada muñeca de porcelana y ese embarazo solo la hacía ver mas frágil, Luisa por otro lado era una mujer alta y entrenada, con un cuerpo fuerte y ágil, su uniforme negro y su coleta perfectamente peinada en lo alto solo acentuaba su fuerte presencia.

—¿Quién es tu esposo?

Repitió la pregunta.

La mujer menuda la miró detenidamente antes de responder.

—Azael Walk.

Luisa se sorprendió ante esa respuesta. Azael Walk era el hijo favorito de Derek Walk, eso lo sabía todo el mundo. Si ella era su esposa, Luisa y la recepcionista estaban en grandes problemas. La recepcionista pareció pensar lo mismo por que pareció de pronto incomoda y arrepentida de su actitud inicial.

—¿Dónde esta Ada?— preguntó la esposa de Azael Walk de pronto con una sorprendente fuerza para la imagen de fragilidad que desprendía.

Luisa tragó saliva antes de responder.

Ada WalkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora