Capítulo 3: Por el resto de mis días.

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Capítulo 3: Por el resto de mis días.

Ramses podía comprarse diez autos mas si quería, el problema no era ese, era que habían tomado algo que él consideraba suyo y era mas la ofensa a su orgullo que la perdida en si. Y fue por eso que no descansó ni volvió a la casa hasta la mañana siguiente buscando al culpable como si fuese algo un criminal de Estado, incluso se había atrevido a usar recursos de su padre por un auto que podría estrellar diez veces y aún así no perdería ni una gota de su fortuna.

Cuando finalmente lo encontraron envió a mas de cinco hombres a buscar al culpable de haber destruido su preciada posesión lo que le dió a Ada algunas horas de paz.

—Estoy dispuesta a pagar generosamente por sus servicios— dijo cuando la persona al otro lado del teléfono pareció listo para colgarle.

Ada había tratado de mantener la compostura durante la llamada pero era difícil disimular que estaba desesperada.

—Tendrá que ser mas especifica que eso— dijo la persona al otro lado.

—Medio millón de dólares para empezar, obtendrá el otro medio millón si tiene éxito.

La persona en la llamada bufó como si fuese una ofensa de mal gusto.

—Muestre el millón de dólares en efectivo y tal vez pueda reconsiderarlo.— dicho eso le colgó antes de que Ada pudiera decir algo más.

—¿Con quién hablabas que parecías tan devastada?

Ada dejó caer el teléfono apretándolo contra su costado ante la presencia de su esposo.

—Caín me estaba informado de la situación de The Moon.— dijo ella rápidamente levantándose del sillón de la sala de estar para ir a su habitación, al pasar junto a Ramses este la detuvo por el brazo evitando que se fuera.

—¿Ese estúpido club que insististe en darle a tu hermano? Lo entregaste como si temieras que fuera a arrebatártelo, Ada, como si fuese un muerto de hambre que le interesa pelear por un basurero como ese.— dijo y la mano en el brazo de Ada se apretó con mas fuerza.

—Ese basurero era de mi madre— dijo ella encarándolo. La rabia brilló en sus ojos azules.

—Pero ella esta muerta, y ese basurero debería estarlo también, de todas formas no te dejaré hacerte cargo, eres mi esposa, tu único trabajo es ese, SER MI ESPOSA.

Ada tiró del brazo que la sostenía pero él no la soltó.

—Ese basurero cuesta mas que cualquiera de tus miserables empresas.— respondió ella negándose a retroceder.

Ada sabía que no era muy inteligente hacerlo enojar pero él parecía saber que botones tocar para destruir su paciencia.

Ramses finalmente la soltó pero tomó su muñeca antes de que tuviera tiempo de reaccionar y la levantó poniendo frente a sus ojos el celular.

—Tendrás que ganarte el derecho de tenerlo— dijo y con la otra mano se lo arrebató.

Ada quizo recuperarlo pero él apretó el agarre en su muñeca impidiéndoselo.

Finalmente la soltó y salió de la sala dejándola sola.

Solo hasta que estuvo segura de que Ramses no podía verla se dejó caer al suelo cuando sus piernas no pudieron sostenerla mucho mas.

Tenía que resistir, solo un poco más.

—Pasa— le dijo al hombre que tocó su puerta.

—Si, señora.— dijo con la cabeza gacha.

Ada WalkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora