Capítulo 27: ¿Qué harás?

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—¿Mason dónde esta Max?

Mason se ahogó con el agua cuando escuchó la pregunta de Jessica al teléfono.

—¿Max?

—Mi perro—respondió ella y su mal humor era claro.

Mason miró al interior de la casa donde Ada dormía. Simplemente no podía estar en el mismo lugar que Ramses sin desear arrancarle la garganta. Estaba pensando seriamente dormir en el auto cuando Jessica llamó.

Desde el accidente no habían tenido oportunidad de aclarar algunas cosas.

El accidente del pequeño compañero de Jessica era una de esas cosas.

Aún que para ser honestos Mason y Ada habían evitado intencionalmente el tema. Ninguno había tenido el valor de decirle a Jessica lo que le había sucedido, el estado en el que lo habían encontrado.

Parecía que el destino quería que Mason lo dijera.

Maldijo interiormente mientras buscaba las palabras adecuadas.

—Jessica... lo siento mucho.

El otro lado de la llamada de quedó en silencio varios minutos. Mason pensó por un momento que Jessica había colgado.

—Dilo claro o no lo creeré— dijo ella después de un rato.— ¿Qué sucedió con Max?

—Lo encontramos muerto en la sala, le dispararon dos veces— respondió Mason sin rodeos.— probablemente... probablemente intentó defenderte.

—Hay manera...— la voz de Jessica se rompió al hablar pero su voz estaba cargada de rabia— ¿Hay manera de saber quien fue? ¿Quien fue el hijo de puta?

—Intentaré averiguarlo.

—Dime lo que sea que averigües, cualquier sospecha sirve.

—Lo haré.— una vez que Mason lo prometió Jessica colgó.

Mason esperaba en verdad que esta fuera la última vez que daba la noticia de la muerte de alguien.

—¿Ocurre algo?— le preguntó Ramses a Ada mientras se arreglaba frente a su espejo de cuerpo entero a la mañana siguiente.

Ada mostró una cálida y perfecta sonrisa al responder.

—No, solo estoy un poco resfriada, no me he cuidado mucho del clima.

Ramses asintió sin darle mayor importancia.

Afortunadamente para ella Ramses se fue pronto y no tuvo que seguir fingiendo que nada ocurría.

Salió de la casa y encontró a Mason dormitando en el auto.

Cuando ella entró al asiento del copiloto Mason despertó de un sobresalto como si estuviera listo para ser atacado en cualquier momento. Se calmó en el momento en que la reconoció.

—Ada ¿Qué ocurre?— a diferencia del tono indiferente de Ramses, la pregunta de Mason sonó honestamente preocupada. Sus ojos oscuros la miraron con angustia.

—Vamos al hospital— le dijo ella y su tono de alarma resultó extraño en su voz siempre tranquila y modulada.

Mason asintió y arrancó el auto sin preguntar mas.

Cuando llegaron al hospital que era un hospital muy alejado de su zona y muy pequeño para lo que acostumbraran, Ada ya tenía los nervios al mil por hora, simplemente no podía controlarse más, sentía que en cualquier momento enloquecería.

Sintió una presión en su pierna y se encontró con la mano de Mason, al levantar el rostro este la miró profundamente. Estaba claro que él entendía que algo no estaba bien.

Ada WalkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora