Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Yoongi firmaba algunos documentos en compañía de Namjoon, los dos habían estado demasiado ocupados en los nuevos proyectos que apenas tuvieron tiempo de conversar.
—Adelante —dijo Yoongi en voz alta cuando tocaron la puerta de su oficina.
Hoseok entró, cargado de una pila de carpetas listas para ser firmadas también.
Namjoon se levantó de prisa para ayudar al chico. —Déjame ayudarte —se apresuró tomando varias carpetas de encima.
—Gracias, señor —Hoseok hizo reverencia con su cabeza, depositando el resto en el escritorio-. Esto es lo último, jefe.
Namjoon volvió a tomar asiento, mirándolo de los pies a la cabeza.
—Gracias, Hoseok —Yoongi no le prestó atención, su lobo continuaba inquietándose en su interior con la presencia de su asistente.
—¿Necesita algo más o ya puedo irme?
—Ya puedes irte, nos vemos el lunes —el pálido respondió abriendo las nuevas carpetas.
—Gracias, que pasen un buen fin de semana. Con permiso —hizo una nueva reverencia y salió de la oficina.
Namjoon le regaló una sonrisa sútil antes de que se fuera. —Hermano, ¿él es tu asistente? Está buenísimo —comentó el alfa más alto, con interés.
Yoongi se encogió de hombros, poniendo los labios rectos. —Sí, él es Hoseok, mi nuevo asistente —respondió en tanto seguía con las firmas—. Te follas a mi hermano, ¿y vienes a decirme que mi asistente está buenísimo? —cuestionó fingiendo estar ofendido.
—Yo no me follo a tu hermano...
—Ajá, claro... Ustedes ni siquiera son silenciosos y además, dejan su olor apestando todos los pasillos.
Namjoon rascó su nuca sintiendo un poco de vergüenza. —Qué te digo, Yoongi... Jin y yo a veces la pasamos bien.
—Si estás con mi hermano, entonces deja de decir que mi asistente está bueno, ¿quieres? Porque olvidaré que eres mi mejor amigo y te haré otro hoyuelo en cada mejilla —amenazó apuntandole con el índice, aunque por supuesto, en eso había una pizca de broma.
El otro alfa sonrió mostrando los hoyuelos de sus mejillas, de lo que el pálido se refería.
—Mejor dime que tú ya le pusiste el ojo y nos dejamos de estas amenazas —alzó los hombros restándole importancia.
—¿De qué hablas, Namu? Sabes que soy un hombre casado, además, Hoseok es mi asistente, no podría involucrarme con él.
—Vamos, Yoongi, somos mejores amigos desde el preescolar. Deja de decirme que no te has acostado con nadie que no sea Jiuk porque no te creo una mierda.
El pálido se detuvo un momento, recordando que sí había tenido una pequeña aventura pero no tenía importancia como para contárselo, de igual manera odiaba recordarlo pues había sido un encuentro crudo e incómodo.
