Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Recostado sobre su cama, Hoseok sostenía el diario entre sus manos mientras lloraba. Toda la tarde se había dedicado a buscar el nombre de Min Yoongi en el buscador de internet, con la esperanza de encontrar a otra persona con el mismo nombre que su alfa. Pero los resultados arrojaban a la misma persona: uno de los dueños y el director ejecutivo de la empresa Pet-MinCorp.
No existía otro ser en el planeta con ese nombre, definitivamente era él, el alfa que le había arrebatado la vida a su hermana. Y eso lo tenía devastado, el hombre dueño de su corazón, su alfa destinado y el probable padre de su cachorro, era el asesino de Jiwoo.
Deslizó una de sus manos sobre su vientre, aceptando que había engendrado a un cachorro sin ni siquiera desearlo, pero que ya sentía amar con toda su alma.
Escuchó suaves golpes en la puerta, dedujo enseguida que se trataban de sus amigos pues, la noche se estaba haciendo presente.
—Pasen —dijo en voz alta, en tanto se sentaba sobre la cama y escondía el diario debajo de su almohada.
—Hola, Hobi —saludaron su par de amigos, acercándose.
—Hola, chicos.
—Hobi, ¿cómo estás? ¿Qué sucedió? —preguntó el pelinaranja con preocupación, al ver a su amigo llorando, tomó asiento junto a él.
Hoseok lo abrazó y sollozó con fuerza, desahogando todos los sentimientos que tenía revueltos.
—Oh, Hobi, ¿qué pasa? Ya estamos aquí —comentó Taehyung, sentándose al otro lado de él y acarició su cabello.
El asistente se tomó un momento sin separarse de Jimin, encontrando consuelo en los brazos de su mejor amigo.
—Hobi, ¿qué es ese olor? Huele diferente —enunció Jimin, oliendo más profundamente para percatar el aroma.
—Dios, Mimi, eso es descortés —regañó Taehyung, reprendiéndolo con la mirada.
—No, no, Tae. No me refiero a eso, huele a algo rico, muy dulce. ¿Estabas comiendo pastel, Hoseok?
El omega negó, apartándose del abrazo para tomar un pañuelo de su mesita de noche.
—Es mi olor, Jimin... Estoy esperando un cachorro.
El pelinaranja frunció el entrecejo y enseguida comenzó a reír.
—Me alegra que tengas humor para hacer ese tipo de bromas —comentó, sin dejar de reír.
Pero Taehyung supo de inmediato que no se trataba de ninguna broma, el rostro de Hoseok le anunció que lo que decía era real.
Jimin miró a ambos con desconcierto, detuvo sus risas y puso un gesto de asombro. —Hoseok, ¿qué?
—Anoche me desmayé y mis padres me llevaron al hospital —explicó entre sollozos —. Me hicieron análisis y, resulta que estoy en cinta.
El pelinaranja aguardó un momento para analizarlo; su mejor amigo, el chico que no creía en el amor, el que decía jamás formar una familia y no querer hijos, ese mismo, estaba esperando un cachorro.
