Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Hoseok estaba frente al espejo, terminando de arreglarse. La familia se había levantado muy temprano, tenían una actividad familiar muy importante.
—Amor, por favor cámbiale el pañal a Solecito mientras me cepillo los dientes y luego ya podremos irnos.
El alfa lo miró desde la cama, estaba sentado atándose los cordones de sus zapatos y asintió. —De acuerdo, amor. Te veo a abajo.
Hoseok entró al baño y entonces Yoongi tomó al bebé y su maletita donde guardaba los necesario para el cachorrito.
—Vamos, cachorrito, creo que a alguien de abajo le encantará cambiarte el pañal —le decía a Solecito en tanto bajaban las escaleras.
Sus mamás ya habían llegado, pero solo Shinhye estaba en la sala de estar, enviando mensajes de texto.
—Buenos días, mami, ¿y mamá? —preguntó, acercándose a ella y dejando la maleta sobre el sofá.
—Hola, cachorritos. Mamá está en la cocina con Bonhwa, bebiendo café.
—Oh, bien. Toma, dijo Hoseok que si por favor puedes cambiarle el pañal —le entregó al bebé, deslindándose de esa responsabilidad que no le agradaba, con una pequeña mentira.
—¿Hoseok? —preguntó Shinhye, encarcando una ceja.
—Así es—asintió el pálido, validando su mentira—, ¿cierto, Solecito? La abuela Shinie va a cambiarte el pañal.
La mamá omega entrecerró los ojos y negó lentamente. —A tu papá se le olvida que soy su mamá, que fui yo quien cargó con el por nueve meses y lo crié. Sé perfectamente cuando dice la verdad y cuando miente —le explicaba al cachorro mientras lo colocaba sobre el sofá, comenzado a cambiarlo.
Yoongi sonrió con los dientes cerrados, aliviado porque su mamá haría el trabajo que su omega le había encomendado.
—Es solo popó de bebé, Yoonie, popó de tu bebé. No entiendo porqué te desagrada tanto.
—Justamente por eso, mami, porque se trata de popó —respondió, haciendo un gesto de asco—. Voy a la cocina a saludar a mamá.
Shinhye negó, sonriendo y mirando a su hijo alejarse. —Que exagerado es tu papá, Solecito —le decía al cachorro y este sonreía a su abuela.
Hoseok bajó deprisa las escaleras, se les hacía tarde para su salida.
—Hola, Shinhye —saludó, rodando los ojos al ver a su suegra cambiar el pañal de su cachorro—. Eso lo tenía que hacer, Yoongi, lo siento mucho, apenas llegas y ya te pone a trabajar con Jeongin.
La mamá omega rió y cargó al bebé cuando terminó. —Hola, Hoseok y no te preocupes, no me molesta, pero tu alfa es un mentiroso. Ya lo conoces, no le gusta cambiar pañales, y dijo que tú habías pedido ese favor.
