Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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—Buenos días, Ji —saludó Jungkook, entrando a la cocina de la alfa.
—Buen día, cielo. ¿Quieres café? ¿Dormiste bien? —saludó y luego besó los labios del beta.
—Dormí bien, hasta que desperté y no estabas a mi lado en la cama... —susurró sensualmente, abrazándola por la espalda y besando su nuca.
—Perdóname, JK, pero hoy sale Hobi del hospital, y no quería que se nos hiciera tarde.
—Entonces desayunemos rápido para ir con él y Solecito.
Bebieron café y comieron las sobras de la cena, de la noche anterior, tomaron una ducha juntos y se alistaron, todo a tiempo.
La alfa tomó su pequeña mochila y la cargó en su hombro, tomando la mano de su novio para marcharse.
Al abrir la puerta se encontró con un par de cajas de sus pedidos de internet, así que Jungkook la ayudó a meterlos al departamento antes de irse.
—¿Qué pediste, alfa? Esto está muy pesado —comentó, suspirando por el esfuerzo cuando dejó la caja en el suelo.
—Quizás sea el equipo para ejercitarme, quiero lucir tan perfecta como tú luces —respondió, observando un sobre blanco que había permanecido debajo de las cajas.
Con el entrecejo fruncido, lo recogió, leyendo su nombre y su dirección pero sin ningún remitente.
—¿Qué es eso?
—No lo sé, estaba en el suelo debajo de todo.
El sobre estaba bien cerrado, así que rasgó una de las orillas para abrirlo.
Enseguida se dio cuenta que se trataban de fotografías, las sacó, llevándose una cruel sorpresa: se trataba de Jiwoo y Yoongi.
Sus manos temblaron violentamente en tanto las sostenía, sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió un asfixiante dolor en el pecho.
Ahí estaban ellos, juntos, posando para la cámara y luciendo realmente felices.
Jungkook abrió los ojos con asombro y miedo al notar de qué se trataba.
—No... No... —musitó apenas con un hilo de voz, perdiendo las fuerzas en sus piernas y cayendo de rodillas.
—Jiyeong...
—Él es... Él fue el otro alfa... —murmuraba, con sus lágrimas brotando sin parar.
Rápidamente su mente reaccionó, recordando cada detalle de ese otro alfa que enseguida encajó con las características de él.
—Min Yoongi... Fuiste tú...
Jungkook se arrodilló junto a ella, tratando de sacarla de su transe. La alfa seguía temblando y pequeños quejidos se escapaban de su garganta.
