Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Corriendo a través de los pasillos de la empresa, Hoseok chocó con el chófer de Jiuk, deteniéndose rápidamente para no lastimarse.
—Lo siento, señor —se disculpó Bang, observando el bolso de Hoseok en el suelo.
—Lo siento también, voy tarde —respondió, descubriendo quien era el tipo.
Bang se inclinó para recoger el bolso, en tanto miraba detalladamente al chico. Sabía perfectamente de quién se trataba, el omega que Jiuk tanto detestaba.
Hoseok se preguntaba si Jiuk estaba en la oficina con Yoongi, no era común ver al chófer en la empresa. Sintiéndose incómodo con su presencia, tomó su bolso y continuó su camino.
Bang lo siguió con la mirada, hasta que el omega desapareció por los pasillos. —Eres tan idéntico a tu hermana... ¿Me pregunto sí tendrás el mismo final que ella? —murmuró, antes de marcharse.
—Mimi, ¿sabes sí Jiuk está con Yoongi? —preguntó Hoseok, entrando a la oficina del pelinaranja.
—El chófer trajo a la señora Min —respondió con angustia—, ella está con su hijo en la oficina, pero parece que no han hecho más que discutir, se podía escuchar sus voces altas.
Hoseok asintió y desvió su vista hacia el escritorio, donde una revista llamó su atención.
"Heredero Min en camino", decía en un pequeño recuadro en la parte inferior de la portada. La tomó enseguida, buscando entre las hojas más información.
—Hobi, yo no creo que sea buena idea —titubeó Jimin, tratando que su amigo no leyera.
Pero no lo logró, Hoseok leyó toda la columna, donde no paraba de repetir la felicidad del alfa por ser padre.
Sin darse cuenta, había comenzado a llorar. Dolía, y por un momento deseó estar en el lugar de Jiuk. Ser él, el esposo de Yoongi, ser él, el que le diera ese cachorro al pálido y construir una familia feliz a su lado.
—Hobi... Lo siento.
—Descuida —expresó, tratando de sonreír en tanto se limpiaba con cuidado los ojos, para no arruinar su sutil maquillaje—. Todo está bien, te veo más tarde.
Salió de la oficina para dirigirse a la suya, no podía soportar estar tan cerca de él y no poder tocarlo, sentir su calor. Sabía que no podía resistir esa situación, pero también sabía que no podía perder su empleo, y más ahora que su cachorro lo necesitaba.
—Hobi, tu jefe te está buscando —comentó Taehyung cuando se encontraron en el pasillo.
—Gracias, Tae, ya voy —dijo, sorbiendo su nariz.
El beta pudo ver la tristeza en sus ojos, pero prefirió no preguntar nada, cuando la respuesta era más que obvia.
El omega rápidamente entró a su oficina, dejando su bolso sobre el escritorio para contestar el teléfono que estaba timbrando.
