Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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No hacía más que reprimir todos esos sentimientos para no hacerle daño a su cachorro.
Respiró con calma luego de que Jin saliera de su oficina, sabía que había hecho lo correcto en comentarle acerca de su noviazgo con Daehyun, debía empezar anunciar su nueva relación, tal como el beta lo había exigido.
Rompió a llorar cuando compró los boletos de avión, y cuando hizo la reservación para su jefe y su esposo, reservando una suite de pareja que seguramente, disfrutarían.
Se consoló él mismo pues la hora de salida estaba próxima y debía pasar a la oficina del pálido para contemplar los últimos detalles antes de no volver a verlo por los próximos treinta días.
Se retocó el maquillaje y peinó su cabello, mirándose en su espejo de mano, se aseguró que su rostro no luciera tan obvio. Roció un poco de neutralizador y tomó sus cosas para marcharse, pero antes pasó a la oficina principal.
—Le envié a su correo los detalles de los boletos y de su reservación, señor Min. Todo está listo y en órden —mencionó, quedándose a pocos pasos de la puerta.
—Te agradezco, Hoseok. Yo también te he enviado a tu correo los pendientes y las citas que debes atender en estos días. Traté de no dejarte tanto trabajo, la mayor parte podré hacerla desde Japón, de igual manera continuaremos en comunicación.
El alfa apagó la laptop y se colocó su chaqueta, parecía ir de salida también.
—Descuide, jefe, trataré de mantener todo perfecto, aunque no creo ser tan bueno como usted. Solo... Solo disfrute mucho su viaje.
Yoongi levantó la mirada, poniendo toda su atención en el omega. El alfa lucía tan tierno con sus lentes de lectura que aún no quitaba de sus ojos.
El corazón de Hoseok se derritió al verlo de aquella tierna manera, con su pequeña nariz rosada y sus ojos grises gatunos adornados por los anteojos. Pronto pensó en su propio cachorro, y negó rápidamente para sí mismo.
Yoongi también se tomó un momento para contemplarlo en silencio, notando que el embarazo le sentaba muy bien pues lucía aún más hermoso, aunque su vientre estuviera escondido.
Sus ojos viajaron lentamente a cada parte de su cuerpo, deteniéndose un instante en su tentadora boca que deseaba poseer una vez más. Pero luego sin intención, miró directamente en su abdomen bajo e inconcientemente sonrió. —Mi cachorro —pensó de pronto, sin entender porqué razón pensaría algo así, si era obvio que el cachorro era hijo de Daehyun.
Hoseok sabía que ese viaje también podría ayudar, para permitirle con su ausencia, arrancarse ese amor que solo lo asfixiaba. Quizás ese adiós temporal, le haría bien a los dos.
—Señor, de verdad espero que todo salga bien en Japón. Le aseguro que para su regreso, no habrá ningún tipo de inconveniente con su empresa.
El alfa salió de su ensimismamiento cuando escuchó su voz, desvió su atención de él porque sus impulsos amenazaban con hacer realidad todas esas fantasías donde lo tomaba entre sus brazos y lo llevaba a una isla desierta para vivir su intenso amor sin que nadie se entrometiera.
