Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Mini maratón (2-3) -Leer Capítulo anterior-
Sin haber podido dormir ni un solo momento en la noche, se levantó y alistó todo para marcharse a la oficina.
Cubrió toda su miseria con maquillaje, y a su pancita con una gabardina en color vino, esa día parecía no estar ni soleado ni nublado y esperaba que continuara así.
No dejaba de pensar en lo que había sucedido con Daehyun, no sabía que el beta pudiera haber sido capaz de amenazarlo de esa manera. Aunque una parte de él, se sentía aliviado y agradecido de no haberle contado al beta acerca del problema entre Yoongi y Jiwoo, de lo contrario, seguramente Daehyun hubiera tomado esa información para su propio beneficio.
—¿Qué pasa, Hobi Baby? ¿Te sientes mal? Has estado tan distante —preguntó Jiyeong, aparcando el auto frente a la empresa.
—Sí, pandita rojo —intentó sonreír para no dar explicaciones que no quería dar—. Solo que anoche me sentía mal a causa de este solecito que parecía no querer parar mis arcadas, pero todo está bien.
—De acuerdo —respondió poco convencida—, pero sabes que me tienes a mí, si tienes problemas o necesitas hablar.
Ella trataba de darle un poco más de confianza, sintiéndose con la responsabilidad de cuidar de Hoseok y su cachorro, confianza que ella no podía devolver al no poder contarle lo que estaba sucediendo con Jungkook y su corazón.
—Lo sé, Jiyeong. Muchas gracias, no vemos luego.
Se despidió de ella con un abrazo para después salir del auto y entrar a la empresa.
La alfa esperó un momento, observando en su celular que el beta no había respondido ninguno de sus mensajes desde el día anterior. Afortunadamente lo vio llegar, así que salió de prisa del auto y corrió hacia él para averiguar que estaba sucediendo.
—JK —lo llamó, tomándolo del brazo para detenerlo.
Él se giró para mirarla, su rostro estaba hecho un desastre, sus ojeras estaban marcadas, además de tener los ojos hinchados.
—Jiyeong, hola —saludó, en tanto bajaba la mirada.
—Jungkook, ¿qué sucede? No has respondido mis mensajes... ¿Está todo bien? ¿Te incomodé con algo?
El beta negó lentamente, sintiéndose culpable por haberla hecho sentir culpable a ella también.
—Lo siento, Jiyeong... Es solo... Yo... —respondió con la voz entrecortada.
La alfa no lo pensó más, y lo atrapó entre sus brazos, estrechándolo con protección.
—JK, ¿qué sucede? —susurró cerca de su oído, abrazándose a su torso.
Él correspondió a su abrazo, deshaciéndose en llanto.
—Perdóname, no debería mostrarme débil ante ti —comentó, escondiendo el rostro en el cuello de la chica.
