Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Ya que no había podido pasar por Hoseok la noche anterior, decidió llevarlo a la oficina en la mañana. Llegó de sorpresa a la casa, donde a Bonhwa no le agradó su presencia.
—Es una pena que tus amigos hayan trabajado muy duro para arreglar tu cuarto y el de mi cachorrito —comentó Daehyun, observando cada rincón de la habitación de Hoseok con pintura nueva y adornos referentes al bebé—. No tendrás que llevarte nada, en nuestro nuevo hogar tendrás todo nuevo.
Bonhwa se había quedado en la entrada escuchando las tonterías que el beta decía, y agradeció que su esposo alfa tuviera que salir tan temprano, así podía decirle lo que pensaba al prometido de su hijo.
—Es una pena que tú tengas un pensamiento tan egoísta y decidas alejar a mi cachorro de mí —expresó sin inmutarse.
Hoseok y Daehyun lo miraron rápidamente, su hijo solo atinó a mirarlo con pánico en tanto el beta enarcaba una ceja y lo desafiaba.
—No es egoísmo, señor Jung. Egoísta es pensar que tendrá a su cachorro debajo de sus alas por toda la vida —respondió sin amedrentarse.
—Lo siento mucho, Hoseok —se dirigió a su hijo, ignorando lo que Daehyun había dicho—, yo sé que esta es tu decisión, pero yo no estoy de acuerdo de que te vayas tan lejos. Y estoy dispuesto a vender esta casa y todas mis pertenencias con tal de que te quedes aquí.
Hoseok mordió su lengua para evitar llorar, no sabía que decirle a su papá ya que solo podía sentir la pesada mirada del beta sobre él.
—Papá... Voy a estar bien...
—Señor Bonhwa, Hoseok ya tomó una desición, así que no debería ponerlo en duda, y menos en su estado —añadió, apretando los puños detrás de su espalda.
El papá omega no dijo nada más, solo besó la frente de su cachorro, acarició la pancita y salió de la habitación.
El asistente cerró los ojos pues sabía lo que le esperaba: Daehyun lo tomó por la parte trasera del cuello, con una sola mano y apretó lo más fuerte que podía, haciendo que Hoseok cayera arrodillado ante él.
—Tienes que convencer a tu maldito papá que no se meta en lo que no le importa —ordenó, agachándose a su rostro y sin dejar de apretar.
Hoseok asintió rápidamente, pensado que su cuello se rompería si seguía tomándolo de esa manera. —Dae, me duele... —musitó lo más bajo que podía para que Bonhwa no los escuchara.
—Ahora veo de dónde has sacado esa manera de pensar tan estúpida —se burló, sacudiéndolo, orgulloso de medir su fuerza con una sola mano—. Malditos omegas, ¿acaso no se dan cuenta que son nadie en el mundo?
Reprimió su llanto mordiendo su lengua, si lloraba, arruinaría su maquillaje y ya estaba listo para ir a la oficina.
Daehyun lo soltó, empujándolo con fuerza hacia el piso. —Te espero abajo y más te vale no tardar o te arrastraré por las escaleras.
