Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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(2-2)
Hoseok frunció el entrecejo, por confusión y aflicción. Algo de eso podía sospechar pero no tenía la certeza de afirmarlo.
—Yoongi, yo...
—Lamentó tanto tener que esconderte, amor, siento mucho tener que hacerte pasar esos malos ratos. Si tan solo...
Hoseok no quería escuchar más, seguía sin estar preparado porque bien sabía que iba a doler. Lo calló con un beso, profundizándolo para que dejara de hablar.
—Hoba... Perdóname, desearía que todo fuera diferente para los dos, no quiero que te alejes de mí... No soportaría con tu ausencia.
—Yoongi, no voy a alejarme de ti —acercó su frente a la contraria, necesitaba detenerlo antes de rendirse a sus pies—, hagamos un trato, ¿de acuerdo? —el alfa asintió para que continuara—. Cuando estemos a solas, no hablaremos de nada que no sea de ti o de mí... No hablaremos de Jiuk, ni de tu matrimonio, ni de tu familia. El tema será solo nosotros, ¿sí?
—Pero, Hoseok, eres mi omega y...
—Por favor —suplicó, mirando sus ojos grises—, solo eso te pediré... Solo seremos tú y yo cuando estemos solos, por favor, por favor.
El alfa besó la punta de su naríz, para después bajar a su labio inferior y al final a su boca. Acataría los deseos de su omega, no quería hacerlo sufrir, no si ya había un gran motivo para destrozarlo.
—Perdóname, Hoseok... Perdóname —musitó sobre sus labios, sin dejar de besarlo.
Permanecieron uniendo sus labios por unos minutos más, las palabras quedaron retenidas, no servía de nada hablar, si cada uno tenía algo que guardarse. Hoseok estaba descompuesto por ser el amante de su alfa destinado y Yoongi tenía que esconder que era el asesino de la hermana de su omega destinado.
—Si quieres puedo esperarte, y te llevaré a tu casa.
Cuando volvieron, Hoseok necesitaba visitar a Daehyun. Así que le mintió al alfa para que lo dejara en un supermercado cercano, y así dirigirse a su otro compromiso.
—No, Yoon. Te agradezco por traerme hasta aquí, pero tengo una extensa lista de despensa que mi papá me pidió comprar —respondió, sonriéndole.
—Entonces déjame ayudarte, te ayudaré con todas las bolsas y...
—No, jefe —se acercó a él para dejar un beso en sus labios—. Mejor ve a casa a descansar y mañana nos vemos.
El omega desabrochó el cinturón de seguridad y salió del vehículo.
—Necesitas un departamento y un auto —comentó el pálido cuando el asistente se asomó por la ventanilla—. Tendremos que hablar sobre eso.
—Claro, ¿y que voy a decirle a mis padres? ¿Qué mi amante me regaló esos costosos bienes? —cuestionó con mofa e ironía, sin darse cuenta que había lastimado un poco más lo sentimientos de su jefe.
