Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Hoseok salió del baño, encontrándose con Namjoon.
—¿Ya te vas, Hoseok? —preguntó el alfa caminando junto a él en dirección hacia la oficina del pálido.
—Sí, señor, ya terminé los pendientes de hoy y- —se detuvo cuando percibió el fuerte aroma de un alfa, un alfa que estaba entrando en celo—. Yo... Yo... ¿Q-qué es eso? —preguntó pausado, con su cuerpo reaccionando al aroma.
Una fuertes punzadas atacaron su cabeza y poco a poco la humedad mojaba su entrada. Se abrazó a si mismo, reconociendo esos síntomas.
Namjoon también percibió el fuerte olor, y con asombro observó al omega comenzar a temblar.
—Mierda, es Yoongi, entró en celo... —dijo ayudando al asistente a sostenerse—. ¿Qué pasa, Hoseok? ¿Estás bien? Necesito ir con Yoongi o se va a poner muy agresivo.
—Señor —Hoseok buscó con las manos temblando dentro de su bolso los supresores. Cayó de rodillas al suelo y se colocó la pastilla en la garganta, tragándola en seco.
Afortunadamente el omega se conocía muy bien, sabía como controlarse aunque este fuese un caso excepcional: era la primera vez que olía ese aroma que le había adelantado el celo. Ahora no tenía tiempo de buscar explicaciones, necesitaba calmar sus síntomas y mantenerse a salvo.
—Hoseok, llamaré a alguien para que te ayude —dijo Namjoon arrodillandose junto a él, observando como su rostro se cubría en sudor. Afortunadamente el omega ya se había aplicado neutralizador minutos antes, así que su aroma no se podía percibir o de lo contrario, Namjoon ya se habría alejado.
Ambos escucharon un fuerte estruendo, haciéndolos mirar en dirección a la oficina.
—No, no señor —negó con la cabeza en tanto sentía el efecto de los supresores poco a poco apagar sus síntomas—. Vaya con mi jefe... Podría hacerse daño.
—De acuerdo, vuelvo por ti en un momento —el alfa se levantó y corrió hacia la oficina, abrió la puerta pero Yoongi no estaba ahí.
Siguiendo el olor, se dirigió a la oficina de Hoseok, abrió rápidamente encontrándose con el alfa a punto de lanzar otra silla.
—¡Yoongi, detente! ¡¿Qué mierda estás haciendo?! —entró quitándole la silla de las manos.
—Quiero a mi omega, ¿dónde está mi omega? —manifestó su necesidad con seriedad, apretando ambos puños sin dejar de mirar a su mejor amigo.
Namjoon comprendió enseguida que el lobo de Yoongi lo estaba dominando, estaba fuera de sí y era mejor no provocarlo para no causar ningún desastre.
—Por favor, Yoongi, debemos guardar la calma para que pueda llevarte con tu omega. Pero primero debes tranquilizarte y todo saldrá bien —pidió Namjoon con calma, colocando ambas manos al frente para estabilizarlo.
