Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Yoongi abrazaba por la espalda a su omega, ambos sobre el sofá del departamento secreto. El alfa y él habían salido una hora antes para poder tener algo de privacidad, y lo más importante, hablar del tema que a Yoongi se le había ocurrido.
—¿De qué querías hablarme, Yoon? —preguntó, sosteniéndose cómodamente del brazo que rodeaba su pecho.
—Antes, quiero pedirte que no vayas a sentirte incómodo, o quizás molesto —expresó con cautela—. Cuando te di el collar no lo tomaste tan bien... No quiero hacerte sentir incómodo nuevamente.
Aunque el pálido no podía ver su rostro, Hoseok frunció las cejas, confundido y curioso con lo que su alfa decía.
—Lo intentaré.
—Bien... Yo pensé que sería buena idea vender este departamento y comprar uno para ti —reveló, deseando internamente no ser rechazado.
—¿Por qué, amor? Sí este departamento está bien, ¿por qué quieres venderlo? —Hoseok lo había tomado bien, pero no había entendido el punto de su alfa.
Y es que, ahora que Jiuk sabía la ubicación de ese departamento, deseó simplemente deshacerse de él. Aunque era muy probable que Jiuk se enterara de cualquier otro lugar donde estuviera con Hoseok, sería diferente pues el inmueble estaría a nombre de Hoseok y Jiuk no le jodería más la existencia.
—Yo sé que este lugar está bien, pero he pensando en darte algo para ti, tu propio espacio.
El omega se giró, acomodandose frente a él. —¿Para mí? —no se inmutó en disimular su sorpresa y su confusión, él no era un chico interesado pero, ¿tener su propio departamento?
—Sí, amor. Quiero comprarte un departamento, o una casa si quieres —lo tomó de las manos para tranquilizarlo.
—Sigo pensando que este lugar está bien, aquí podemos estar las veces que tu quieras.
Rápidamente Hoseok recapacitó, quizás hubiera aceptado si su alfa estuviera divorciado, pero seguía teniendo el puesto del amante y aceptar el departamento ya era demasiado.
—No, Hoba. Yo quiero que el lugar que escojas tenga tu nombre, y seas tú el único dueño de la propiedad —manifestó, acariciando con su pulgar la mejilla de su omega.
El asistente bajó la mirada afligido pues todo parecía ser tan difícil, en otras circunstancias quizás su alfa le hubiera propuesto ir a vivir juntos, compartir su día a día como pareja sin tener que esconderse de nadie.
Y aunque al principio entendía la situación de Yoongi, poco a poco sentía que necesitaba más de él. No quería conformarse solo con las migajas de tiempo que él pálido podía darle, y lo peor es que Yoongi no le informaba nada acerca de su proceso de separación y a él le daba vergüenza preguntar.
—Es muy generosa tu propuesta, amor. Pero no puedo aceptar.
El alfa puso los labios rectos, muy en el fondo sabía que Hoseok no aceptaría. Pero tenía que convencerlo, apesar de la situación, lo hacía de buen corazón.
