Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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Cinco días completos Jiuk había evitado hablar con Yoongi, cinco días en que no hizo más que tratarlo con indiferencia y lo evitó a toda costa pues sabía que si le daba la oportunidad de hablar, seguramente sería para terminar su relación.
Era domingo al mediodía, el omega estaba en la mesa del comedor maquillándose. Yoongi que había estado toda la mañana metido en la cama, bajó a la cocina por un refrigerio.
Vio a su esposo escogiendo un labial en su estuche, el alfa lo miró por unos momentos, no negaba que Jiuk era muy hermoso también y aceptaba que los gruesos labios del omega lo habían atrapado cuando recién comenzaron su relación, pero ahora no sentía más nada por él.
—¿Vas a salir? —preguntó el pálido, oliendo el fuerte perfume que se había expandido en el comedor.
—Ajá —respondió aplicándose un labial rosado en tanto se miraba en el espejo.
—Hmm, ¿de compras? ¿O con tus amigos? —volvió a preguntar con incomodidad, rascando su cuello, y es que no estaba interesado en conocer lo que Jiuk haría en el día, solo quería saber si podría tener un día tranquilo para él mismo.
—No finjas que te importa, Yoongi —dijo irritado, guardando el labial en su bolso personal—. Tengo cosas que hacer, así que estaré fuera por toda la tarde —cerró el estuche de maquillaje y se levantó—. Pero alégrate, no estaré hostigándote por este día.
Jiuk pasó a su lado, dándole una última mirada para luego tomar sus llaves y salir del departamento. El alfa rodó los ojos y continuó con lo suyo, definitivamente el ambiente en su hogar era insoportable.
Jiuk llegó puntual a su cita, llegó a la cafetería indicada en un barrio de clase media. Había tomado un taxi para no llamar la atención con su auto pero el chófer lo recogería en cuanto se lo pidiera.
Entró al local donde habían varias parejas que parecían estar en citas, suspiró pesado y se concentró en dirigirse a la última mesa.
Ahí ya estaba la detective, una chica rubia y presentable, mirando hacia la ventana y bebiendo pequeños sorbos de su café latte.
—Hola, detective —saludó, tomando asiento en el pequeño sofá.
—Señor Min —la chica asintió y le sonrió.
—No voy a mentirte, Chaeyoung, estoy un poco nervioso porque no imaginé que tendrías información tan pronto —expresó el omega, bebiendo un trago a su café que previamente la detective había ordenado para él.
—Mi padre estaría muy orgulloso de mí, señor Min. Su caso ha estado muy difícil pero gracias a mis contactos y a mis habilidades, obtuve una muy fuerte cantidad de información... —suspiró orgullosa, deslizando lentamente el grande sobre amarillo por la mesa—. Información que creo que no le gustará.
Jiuk lo tomó de prisa e intentó abrirlo, pero Chaeyoung lo detuvo. Estiró la mano, moviendo los dedos de arriba abajo indicándole que debía entregarle algo.
