Las dos chicas caminaban hacia el puerto donde una de ellas debía partir, las aguas celestes, aquel ferri de color blanco que se mantenía con la rampa abajo mientras esperaba a la hora de partida.
Ambas veían al barco meramente con indiferencia y cierta melancolía, pero a sabiendas de que se iban a volver a ver Pronto, Banna prefería no decir nada y dejarla ir.
-aquí estamos -afirmó Shio- supongo que no nos veremos hasta dentro de unas cuantas semanas, ¿puedes volver por tu cuenta?
-esta bien, te preocupas demasiado, aún tengo algunas cosas que hacer por aquí y bueno, quería ir al Downtown hoy
-solo llámame si algo pasa o si quieres hablar.
-de acuerdo.
Shio se subió al ferri arrastrando su maleta detrás de ella, apenas puso sus pies en la cubierta subieron la rampa mientras las sirenas anunciaban la partida del barco, poco a poco se alejaba, volviendo de la isla un simple borrón por cada segundo que pasaba "¿así de pequeña fue siempre?" Fue una pregunta que invadía su cabeza mientras se ponía sus audífonos reproduciendo una vieja canción en su celular mientras veía la ventana apoyándose en el barandal tomando algunas fotos del mar y la vista hacia Nagoya.
Simplemente se dejaba llevar ignorando sus pensamientos y se sentó en uno de los asientos, se sentía raro no tener nadie con quien hablar a su lado o algo que hacer aparte de simplemente esperar.
Escuchaba por encima las trivialidades de una familia, los planes de un par de enamorados que simplemente iban de mochileros por todo el país, una chica en silencio trabajando en su laptop y un chico nauseabundo por el movimiento del barco y un escritor buscando inspiración para su siguiente gran historia.
Una simple marabunta de personas con sus propias historias a las que realmente no les sobraba el tiempo para pensar en las de alguien más, preocupándose únicamente por los cursos de sus propias vidas sin buscar una rebanada de la de alguien más.
Ella simplemente escuchaba las canciones una tras otra hasta que no pudiese más, una simple balada a otra, donde más no juraba pensar en su soledad.Y para cuando se daba cuenta el barco había llegado al puerto y se bajó arrastrando su maleta por detrás, viendo de cerca los cargueros que cargaban con incontables autos y mercancía.
Solo tomaba fotos de lo que encontraba en las calles, recorriéndolo todo antes de la salida de su tren.
Un restaurante de mala muerte con comida que apenas y sabía a lo que se supone que fuera, las personas corriendo apuradas alrededor, los autos que pasaban a su lado en la calle, con los conductores gritando por imprudentes
Ella fue corriendo a la estación buscando apartarse de todo eso estaba frente a dos grandes edificios y la entrada al subterráneo donde estaba la estación, visitó los relojes de plata y oro tomando fotos de cada uno, notando que estaban disparejos por un par de segundos
Revisaba el mapa de la estación en su celular, buscando como llegar al anden quince donde se encontraba el tren bala hacia Tokio, trece, doce, uno y dos, fueron algunas de las que visitó tratando de orientarse entre medias y a lo último le preguntó al guarda que aguardaba en una de las casetas.-disculpe, ¿podría decirme dónde está el anden número quince?
-desde aquí hasta el fondo a mano izquierda
Ella terminó llegando minutos antes de que el tren llegase, formó la fila y mantuvo su boleto en su mano con firmeza tratando de soportar el bullicio de aquella estación y apenas se dio cuenta, el tren estaba ahí mismo y los pasajeros que estaban ahí estaban ahí se bajaban.
Pero una chica allí quedó detrás de los demás, una chica de ojos castaños claros, su cabello atado en dos coletas que pasaba cabizbaja al lado de los demás mientras abordaba el tren, aquella pequeña vista desoriento a Shio por unos instantes deteniendo la fila.
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Filosoda!!
Подростковая литератураUna chica sueña con una vida mejor que no parece llegar nunca a la vez que se enfrenta a sus viejas memorias