Pista 36 - Tipsy

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Banna se despertó viendo a Ryo cambiarse a una esquina de la habitación su espalda, llena de pequeñas cicatrices, se dio la vuelta para no decir nada más, sonrojada al verle

–hay una mampara ahí al lado –le dijo Banna–

–¿no te molesta tenerme aquí? –le dijo Ryo– se que no te gusta tener gente en tu espacio y que yo me haya metido así como así….

–no me importa tanto ahora mismo –le dijo Banna–

Banna se quitaba su camisa, tirándola hacia el cesto, se quedó mirándose en el espejo a su lado por un momento mientras Ryo salía ella de inmediato se cubrió espantando a Ryo quien volvió a meterse en la mampara.

–iré buscando donde quedarme –dijo Ryo arrepentido– creo que seria lo mejor.

–no es necesario –Le dijo ella al terminar de vestirse–

Banna rápidamente salió de ahí avisándole a Ryo ya, él de inmediato bajó encontrándose con Shoko, quien le veía con cierta curiosidad, asintiendo mientras solo iba al jardín para terminar con algo ahí, mientras Lewis no se mostraba particularmente confiado de él en lo más mínimo en la cocina, aquel hombre a la defensiva rápidamente le pasó una taza de café negro, el aroma era particularmente fuerte y se veía demasiado concentrado.

–puede que te hayas ganado la confianza de Shoko y a mis hijas, pero debes pasar por mi primero –le dijo Lewis–

–ese bajó de ahí –dijo tras tomar un sorbo sin rechistar– Un precision bass del 75 ¿no?

–no te bastara con conocer mis juguetes para conocerme sabes –dijo él rápidamente picando algo en la tabla–. un bar, tres hombres, uno de ellos golpea a tu chica, solo estas tú. ¿Qué haces?

–me aseguró de que este bien y la acompañó de vuelta a casa y cuido de ella, no vale la pena rebajarme tanto.

Lewis juzgo su respuesta por unos instantes finalmente soltando una pequeña sonrisa volviendo a lo suyo.

–estas a salvo, por ahora.

Ryo suspiro aliviado decidiendo salir por un minuto viendo a Takagi pasar, le parecía algo familiar desde antes pero no podía recordar exactamente de donde, pero ignorante decidió dejarle pasar hasta que aquella chica le llamó la atención con un simple gesto, él se acercó un poco indiferente para escucharle.

–mantenla distraída hasta el atardecer –le susurro ella en el oído–


Ryo asintió algo confundido, finalmente viendo a Banna abrir el garaje sacando la moto.

–¿puedes conducir tu hoy? –preguntó ella–

–seguro –le dijo Ryo–

Ryo rápidamente se subió allá, esperando por Banna, quien se sentó detrás de él sosteniéndose de su cintura, ninguno de los dos prestaba una particular atención sobre eso, él observo a la chica detrás de su espalda esperando la señal hasta que ella empezó a sostenerse más fuerte, indicando que estaba lista, avanzaba poco a poco agarrando velocidad hasta llegar a la cuesta donde el empezó a ir más rápido tratando, notó que Banna no se sostenía con tanta fuerza como antes, pero las mismas señales se mantenían, dos toques a su espalda para desacelerar, tres para ir más rápido y un toque a su cuello para detenerse cuando empezara a sentirse tensa, “las cosas no habían cambiado tanto en verdad” pensó Ryo para sí mismo, poco a poco en el horizonte podían ver la ciudad, pequeña en comparación con Tokio pero al igual que la gran ciudad, esta nunca dormía realmente, siempre había algo pasando allí, ya sean los conciertos en el Downtown, las mascaradas de cada domingo por la noche, la música de los clubs, las luces de neón que iluminaban varios de los rincones más congestionados en tiendas y desde luego el sector tecnológico, sin mencionar el gran complejo comercial debajo de la misma que muchas veces facilitaba el transportarse de un lugar a otro a pie.

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