Pista 30 - Alive

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Una noche en un sábado otoñal, siempre pensativa Banna se quedaba sentada enfrente de su escritorio revisando en su correo aquella petición del director de la primaria, se veía confundida por ello, pero decidió revisar entre sus contactos preguntándole primero a Higechi.

Le escribió en el chat mientras se ponía a revisar entre páginas y páginas intentando recordar cuál era esa serie que había visto de pequeña sobre una especie de juego de cartas con dinosaurios hasta que finalmente vio la notificación saltar en pantalla.

-estoy aquí ¿Qué querías preguntarme?

-esto... tengo esta petición del director de la primaria en la isla.

-¿puedo verla?

Banna rápidamente le envío una captura de su correo y unos pocos minutos recibió la respuesta.

-puedo hacerla yo.

-¿no estas ocupado con la feria?

-La paga es buena, solo envíale mi correo y ya, yo me encargo desde aquí.

-ya lo haré entonces.

-y yo seguiré con lo mío.

Higechi abandono el chat, mientras la respuesta era enviada, el aburrimiento le invadía y decidió ir a ver a Shio en su habitación, estaba frente al espejo maquillándose frente al espejo preparándose para salir, sus prendas solo eran una falda corta, una camisa blanca a botones y medias flojas, resaltando sus pestañas con el delineador no parecía percatarse de su presencia hasta que la notó justo en el rabillo de su ojo, asustándose casi arruinando aquello que tanto tiempo le había tomado.

-¿Qué piensas? -le preguntó Shio-

-te queda.

-¿qué es lo que vas a hacer?

-una fiesta que se hace en el DownTown cada año, toda una maldita noche sin parar con música en vivo y toda esa cosa buena, tu incluida por supuesto. E igual las demás.

-así como estoy....

-te prestaría algo, pero.... No estoy segura de que así te gustaría estar.

Banna sintió una mano en su hombro y se dio la vuelta viendo a Shiho, ella tenía una bolsa en su mano cargada de prendas que recién había comprado para la ocasión, con una sonrisa veía a su hermana segura de aquel plan ella fue a su habitación a esperar la señal pasándole la bolsa.

Banna de inmediato se fue a cambiar, todo estaba justo como le gustaba, no muy flojo, no muy ajustado, rápidamente se dispuso a ponerse aquellas botas de trabajo que tenía para el taller de vuelta en la ciudad, al mirarse en el espejo del baño se sentía a gusto y segura con aquello que Shiho le había comprado, pero antes de siquiera bajar, cargo con una queña navaja suiza de ser necesaria después.

Fue de nuevo a la habitación de Shio viéndola cargando una de sus cámaras con un rollo fresco, bajaron hacia el garaje agarrando la motoneta asegurando la motoneta, el portón se abría entre las luces, el motor sonaba con fuerza y aun con los cascos ya puestos, Shio se inclino hacia el frente, soltando el freno ella empezó a avanzar a su ritmo.

-¿Qué pasa con Takagi?

-ella fue con Sakura antes, nos estará esperando allí.

El camino seguía, las luces de la ciudad se iluminaban con fuerza, los negocios, las oficinas y los hoteles todos estaban celebrando algo.

-¿Qué es lo que pasa hoy? -preguntó Banna con curiosidad-

-el día en el que los primeros desertores y sus familias llegaron -dijo Shio-

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