La casa de los Shibuya, el gran árbol de pino en la sala decorado con grandes bastones blancos y rojos, esferas verdes, rosas y azules que brillaban tanto como una perla, las flores; rosas navideñas, nandinas, lirios de argel, muérdagos, campanillas invernales y ciclaminos, todas en perfecta harmonía a lo largo y ancho del árbol y las luces, solo le daban más brillo, así Banna bajaba aún medio dormida ayudando a Shio, viendo a Shoko y Lewis aún decorando junto a Shiho.
–¿porqué no me avisaron? –preguntó Shio–
–lo menos que quiero ahora es verte escalando los muebles con tu pierna así –dijo Shoko– ya me tienes al borde de un infarto cuando bajas y subes las escaleras aún sabiendo que puedes usar la habitación de invitados por mientras.
Dai seguía ahí bajando con algo de calma pensando en que hacer, hasta que vio los adornos, recordando así que había un pequeño festival de música en el subterráneo en un par de horas, entusiasmando a Banna y a Shio.
–bueno…. Ya estamos listos aquí ¿no? –preguntó Shiho–
–no queda nada más por hacer –afirmó Shoko sacudiendo sus manos– ¿puedes llevar a las chicas al centro? Hay cosas aquí que no pueden ver aún.
–igual tenía que ir para un concierto, no me cuesta nada.
Hecho y derecho las dos corrieron a prepararse sin muchas ideas, sin preocuparse mucho, pero Shiho veía en su armario en busca de una guitarra para usar ese día, veinte guitarras diferentes para escoger, pero entre ibanez, Fenders, Gibsons, Vs y stratocasters no había mucho que se le antojara aquel día. Dai viendo aquel predicamento sacó de debajo de la cama un estuche sólido que contenía en el una guitarra blanca, con detalles floreados en negro que le envolvían hasta el mástil.
–¿Cuándo tuviste tiempo para eso?
–es tu signature –dijo Dai– que los de Ibanez contactaron a Aoi y les ofrecieron a ti y a Higeo el trato.–¿y porque me lo guardaron todo este rato.
–fue el día en que pasó todo el asunto de Shio, realmente no daba tiempo para eso.
–bueno, no importa, solo vamos.
Asi todos se subían al auto entusiasmados, aún con la ligera nevada, los caminos estaban impecables las cadenas en las ruedas evitaban cualquier desastre, deteniéndose en un parqueo con la entrada cercana a uno de los accesos al subterráneo, donde todos en la banda le esperaban ansiosos sintiendo como se congelaban, menos Nonaka que ya simplemente no intentaba siquiera mantenerse quieta.–si quieren venir a ver –dijo ella dándole las entradas antes de reunirse con el resto– es al mediodía en el Luminarium.
–vale –dijo Shio–
Se separaron después de haber entrado al subterráneo, el cual estaba decorado entre luces, muérdagos y coronas, las tiendas no se mostraban poco entusiastas tampoco, los clientes entraban y salían de las tiendas rápidamente, mirando las mercancías, ropa, joyas, juguetes, figuras, arte, cualquier cosa estaba a la venta y así, incluso con descuento, Banna y Shio se miraron con una sonrisa caprichosa.
–¿cuánto tienes ahora? –preguntó Banna–
–quince mil yenes
–solo diez mil yenes –le dijo Banna– No importa lo que sea, solo adivina lo que quiero y yo haré lo mismo.
–¿un nuevo kit de herramientas?
–no voy a decir.Shio se separó de Banna por un instante, sin saber exactamente que era lo que quería, ella empezó a recorrer las tiendas en busca de algo, una cosa tras otra sin darle mucho, se volvió a encontrar a su informante quien con discreción se quedó parado a su lado haciendo señales con su mano para hablar.
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Filosoda!!
Novela JuvenilUna chica sueña con una vida mejor que no parece llegar nunca a la vez que se enfrenta a sus viejas memorias