Aquella chica se despertó temprano, no porque quisiera hacer algo o tuviese que ir a algún lado, solo era incapaz de dormir mucho más ese día, eran las cinco de la mañana y el cielo aún estaba oscuro, un mal escenario para importunar a los otros que seguían en sus sueños.
Así simplemente se puso sus audífonos y se puso a trastear en su laptop, sin saber que hacer, se ponía a limpiar sus archivos donde no había mucho en particular aparte de viejas tareas escolares que había hecho para aquellos que le intimidaron, más le servían de nada ahora, solo se quedaban allí como un recordatorio de aquellos días.
Siguió rebuscando más entre las carpetas y encontró los archivos de los primeros proyectos de ciencias que había hecho, no era nada realmente sorprendente sólo explicaba la oxidación de los metales, pero un nombre en la portada le traía bastantes recuerdos Takagi Kasuko, ella podía recordarla por completo, cuestionándose si debía simplemente olvidarla, más si ella misma era la culpable de todo lo que le había pasado, era casi como un garabato del que no estaba segura de que había pasado o como siquiera llegó a trazarlo, solo seguía con él tratando de crear una imagen.
Que era de aquella persona, ¿siquiera le recordaba? Eran las preguntas que tenía Banna, ella encendió las luces de su habitación poco después al llegar las seis y simplemente siguió viendo una serie que nunca había llegado a terminar del todo mientras esperaba, con tal de no ignorar sus pensamientos.
Un par de capítulos que apenas lograban mantenerle entretenida, pero lograban su cometido sin demasiados problemas, mientras uno de los Shibuya abajo veía desde abajo la luz de la habitación de Banna encendida.
-¿puedo subir? -preguntó Shoko-
Banna desplegó la escalera indicándole que subiera, mientras la señora Shoko tomaba asiento en la cama al lado de Banna y observo lo que estaba en el monitor por unos segundos y después la mano robótica encima del escritorio, se percataba de la cantidad de cosas que estaban acumuladas en el armario aparte de la ropa.
-normalmente no te despiertas tan temprano ¿paso algo? -preguntó ella preocupada-
-solo no podía dormir mucho más -dijo Banna- no fue un mal sueño ni nada.
-ya veo
Shoko se levantó y se acercó al escritorio viendo de cerca el proyecto de Banna y de pronto este se movió, haciendo que la señora Shoko diese un salto hacia atrás, solo para ver a Banna tocando algo en su teléfono.
Ella bajó poco después, acordándose de algo que le llegó en el correo el día antes, ella llamó a Banna de nuevo para que bajara.
El paquete aún estaba encima de la mesa en la sala, esperando por ser abierto, ella fue a buscar una cúter para poder abrirla, Banna solo sacó una de su bolsillo y corto la cinta sin pensarlo demasiado.
-parece que ya no la ocupo -dijo Shoko dejando la suya a un lado del paquete-
Ella abrió la caja y sacó su contenido, un yukata de color celeste decorado con un patrón de flores rojas creciendo a lo largo del tejido que se extendían desde la altura de sus pies hasta las mangas, toda una explosión de pequeños detalles que hacía falta más de una mirada para notarlos todos, Banna lo veía con cierto encanto y lo agarro viéndolo en detalle.
Ella lo abrazo con fuerza, decidida a usarlo, apena mostrando un ápice de emoción en su rostro.
-se te nota encantada -dijo Shoko al verle el rostro-
Dentro de la caja había una nota escrita por la madre de Banna, estaba marcada con varios corazones, para poder llamar la atención.
Shoko la agarro y la leyó en voz alta para Banna.
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Filosoda!!
Teen FictionUna chica sueña con una vida mejor que no parece llegar nunca a la vez que se enfrenta a sus viejas memorias