FLASHBACK 2 - Soy Rebelde

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Caminaban los dos por las calles de la ciudad, ninguno de ellos sabia que decirse, Ryo sabia que solo les quedaban unos cuantos días antes de partir, mientras Banna solo veía a su alrededor algo deprimida entre la pálida mirada de sus ojos azules entre la monotonía de los mismos callejones en la temprana apertura de los clubes y demás.

-una semana ya -le dijo Ryo-

-no podemos hacer ese viaje entonces.

-igual no podría hacerlo -dijo Banna- no podríamos llegar a ningún lado con lo mucho que estorbo.

-ya te dije que nunca lo haces -le respondió Ryo- si ocupamos detenernos para calmarte, eso está bien.

Ryo poco a poco termino recordando cierto lugar que había visto a lo lejos, empezó a mientras Banna le seguía, un tren a las afueras de la ciudad.

-¿adonde vamos?

-¿confías en mi? -dijo él al detenerse el tren-

-lo hago.

Los dos se subieron al tren sin un segundo pensamiento, el paisaje de la ciudad poco a poco desapareciendo en aquella media hora, deteniéndose sobre un pequeño pueblo rural, se bajaron ahí buscando donde quedarse por la noche encontrando una pequeña posada y después fueron al lugar por el que habían venido en primer lugar.

El jardín de girasoles, un sitio que había sido plantado en memoria de todas las victimas de la guerra, extranjeros, civiles, soldados y víctimas de crímenes que todos negaron, el canto de las aves era lastimoso y sereno, pero mientras los girasoles bailaban con el viento, Banna solo se sentía abrumado por sus pensamientos sentándose en una banca que estaba en medio de aquel gran jardín.

-no se que es lo que voy a hacer -dijo Banna- no se bien que va a pasar ahí o si algo será diferente. Como esperan que me sienta mejor si no tengo idea de que es lo que me espera allá.

Ryo se sentó a su lado escuchando esas quejas que tenía.

-es solo un viaje más -le dijo Ryo- este lugar, lo vi desde la chatarrería cuando fuimos la última vez, me dio curiosidad y aquí estamos. Pase lo que pase, de seguro encuentras algo que ver allá, incluso si todo está mal.

Banna suspiro y se levantó caminando entre aquel laberinto de girasoles viendo a lo lejos a dos chicas conversando de la vida, parecían ser de su vieja escuela y siguió caminando con Ryo siguiéndole, ella se perdió entre las flores y de repente apareció detrás de Ryo en completo silencio asustándole.

Quedaban esperando por el atardecer, el sol bajaba poco a poco entre risas incómodas y el silencio ninguno de los dos sabia que decirse exactamente, habían palabras en las que pensaban, pero que si no las entendían, que si hacía todo más incómodo, por más trivial que fuese aquel pensamiento necesitaba salir.

-¿ya te sientes mejor? -dijo Ryo en su nerviosismo-

-demasiado cansada ahora.

-súbete a mi espalda entonces -le dijo Ryo- te llevaré al cuarto.

Ryo agarro a Banna montándola sobre su espalda llevándola aun si no quisiera, se tomaba su tiempo caminando en aquel pequeño pueblo rural bailando, pasando entre las personas que caminaban por la calle y los pequeños establecimientos llegaba a la recepción recibiendo la llave bajando a Banna, se dirigieron a la habitación con calma.

-gracias

-eso fue demasiado estúpido -dijo Ryo arrepentido-

dos camas separadas, una ventana donde se podía ver la luna y varias estrellas y cierto aroma dulce que abundaba en la habitación les hacía sentirse somnolientos decidiendo ya tomar un descanso se acostaban en la cama mientras Banna se ponía a simplemente trastear con algo en su teléfono.

-últimamente has estado demasiado pegada a tu teléfono -dijo Ryo-

-revisa el tuyo ahora -dijo Banna-

Ryo sacó su teléfono viendo una extraña notificación en la pantalla de inicio y al revisarla una aplicación en blanco se abrió con un gran botón en medio de todo.

-¿Qué es?

-algo para tirar a Asuka abajo si intenta algo más, hará explotar su batería y con suerte hacerle algo de daño.

-es muy drástico

-tiene tres toques, el primero solo reiniciara su teléfono y borrara cosas como fotos subiéndolas a mi nube, el segundo lo bloqueara por un par de horas y el tercero lo hará reventar.

-es solo absurdo pensar tanto en ella. Solo déjalo en paz.

-por eso te lo dejo a ti -dijo Banna- haz lo que quieras con eso.

-de algo servirá supongo -dijo Ryo-

Banna se acostó aliviada sin saber que pensar exactamente, cerraba sus ojos en paz, durmiendo profundamente, un sueño agradable lleno de pequeñas esperanzas, mientras Ryo le veía desde el balcón pensando en aquella posibilidad o lo que le estaba pidiendo Banna.

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