Banna y Ryo se levantaban temprano esa fría mañana de invierno, preparándose para salir, disfrutar de algunas cosas antes de su partida, la familia Shibuya le estaba esperando abajo para despedirse de Ryo, el cargaba con su maleta con algo de pesar, el gran desayuno que preparo Lewis le dejo satisfecho, una última imagen que Shio tomó de improviso mientras comía y la pequeña conversación que tenía con Shiho y Dai, una expresión melancólica se pintaba en el rostro de Banna, pero solo sonreía para no preocuparle tanto y así cuando llegó el momento, ellos dos se pusieron en camino a la ciudad, Sun, Takagi, Izami, Chiaki, Sakura y Yuki se despedían al verlo pasar, mientras Banna se mantenía al volante, ella se sentía una vez más amarga adelantando el paso, la radio sonaba anunciando la canción del día “Sekai no Yakusoku” ella condujo con calma hacia el mesan para que Ryo recogiera su almuerzo para el viaje, tomando él el volante por lo poco que quedaba del viaje, ella sostenía su cintura con fuerza.
Él no le prestaba tanta atención hasta que finalmente llegó al puerto donde el ferry esperaba, llevando a Banna de la mano hasta el abordaje, el sonreía hacia ella recordándole de aquellos días en los que se conocieron, haciendole llorar.
–vamos no llores –le dijo Ryo– sabes que no me puedo quedar por siempre.
–lo sé –dijo Banna negando sus lágrimas–
–El anillo que te di –recordó Ryo– quiero que lo guardes por mí, algún día vendré por él pues lo necesitare.
–ya lo sé –dijo Banna– es lo que…
–aún no terminó –le interrumpió Ryo– ese anillo es para ti y para nadie más que no te quede esa duda, esperare hasta que sepas bien que estés lista, no importa cuánto tiempo sea, no me importa si es mañana, un año o cincuenta.
–nunca te quedó bien esto de ser romántico –le replicó Banna secando sus lágrimas–
–bueno ya me entiendes –dijo Ryo–
El barco hizo el último llamado para que subieran y de inmediato Ryo recogió sus cosas para poder irse, pero Banna antes de que pudiera pensar le abrazo con fuerza antes de dejarlo ahí.
–¡más te vale cumplir!
–Que me lleve el demonio si no lo hago –respondió Ryo con prisas–
Banna solo sonreía viéndolo tan apurado hasta que el barco partió decidió quedarse un rato más por el área a ver que hacía, no tenía nada que comprar, no había nada interesante en el DownTown y el soulgarden estaba cerrado pues, era el día de las langostas, algo en el que el propietario participa siempre.
Ella condujo por la isla despejando su cabeza hasta que la profesora Vanessa le detuvo cercana a las plantaciones de arroz y los incontables manzanos cargando bastante pesada todo.–¿qué haces aquí? –preguntó Vanessa –
–solo quería pensar un rato –dijo Banna–
–con estos fríos lo único que lograrás es congelarte las ideas, ¿no querés pasar a tomar algo caliente? Mi casa está cerca de todas formas.
–sube entonces –dijo Banna pasándole un casco–
Sin mucho más que pensar ellas dos continuaron su camino hasta llegar a una casa rural oculta entre un sendero de árboles decidiendo caminar lo último del trayecto, se bajaron mientras Banna llevaba la moto a su lado, hasta llegar a la casa, dejándola afuera, pasaba entre el camino de piedra sin darle mucho pensamiento, en aquella casa, había una cochera al lado donde un viejo escarabajo amarillo se mantenía a cubierto, la sala de ocho por ocho bien cuidada y separada en dos por una puerta de papel en el medio una mitad hacia de oficina, la cocina estaba en el exterior un simple fogón de leña, y un buen acceso al pozo.
Y el kotatsu en el centro de la sala donde el televisor la radio y el televisor se encontraban.
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Filosoda!!
Teen FictionUna chica sueña con una vida mejor que no parece llegar nunca a la vez que se enfrenta a sus viejas memorias